En un raro momento de lucidez, el comisario europeo de Asuntos Económicos Joaquín Almunia ha dicho por una vez algo bastante inteligente: que «Europa corre el serio riesgo de convertirse en una región económicamente secundaria» en el concierto internacional. El P-LIB considera imprescindible un giro radical de la política económica europea que evite esa deriva.
La paulatina pérdida de importancia de Europa en la economía global se debe a la persistencia del modelo económico europeo de la Guerra Fría, que el economista angloalemán Ralf Dahrendorf denominó «consenso socialdemócrata». Es un modelo que ahoga la actividad económica mediante un exceso de regulaciones que perjudica sobre todo a la pyme, una férrea intervención estatal en la economía, una presión fiscal sencillamente insoportable y un mercado laboral tan inflexible que impide a las empresas contar con los recursos humanos necesarios, y a muchos trabajadores acceder a empleos. Además, la absurda política agraria común, el proteccionismo persistente e insolidario y el exceso de regulaciones sobre la circulación de capitales son otras políticas nefastas que contribuyen a la amenaza señalada por Almunia.
El P-LIB espera, aunque sin demasiada confianza, que Joaquín Almunia termine por abrazar la libertad económica, y sobre todo que Europa se inserte realmente en una economía global libre.