El gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero sabe que la subida radical de impuestos que está preparando es muy impopular. Reducir en lo posible esa impopularidad es el único motivo que le ha llevado ahora a camuflar como «ecoimpuesto» o «impuesto ecológico» el incremento del impuesto indirecto sobre los hidrocarburos. Esta subida (todavía pendiente de una concreción definitiva, como todas las demás) no es correlativa a ningún cálculo de costes medioambientales de las emisiones, ni guarda ninguna otra lógica derivada de las necesidades ecológicas. De hecho, la cantidad recaudada no irá destinada a nuevas acciones pro-medio ambiente, y si así fuera no serviría para la recuperación económica porque se utilizaría para inversiones adicionales, no para contrarrestar los efectos de la crisis. Y ni siquiera a un equipo económico como el de Zapatero se le ocurriría emprender nuevas y ambiciosas políticas de inversión en plena crisis. Por lo tanto, se trata simplemente de un subterfugio para dulcificar una parte del esfuerzo fiscal adicional que Zapatero pretende exigirnos a todos para contrarrestar ahora su despilfarro de años y su pésima gestión de la crisis.
El P-LIB defiende una protección sensata del medio ambiente, que pasa por múltiples medidas de largo plazo y no por subidas de impuestos específicos en el marco de una crisis económica. El P-LIB afirma que los ciudadanos no son idiotas y saben que la subida de los impuestos a la gasolina y al gasoil no es para mejorar la calidad del aire que respiramos ni para proteger la naturaleza, sino para no tener que subir más aún en otros impuestos como el IVA (que aún así parece que va a subir un par de puntos). Por más que la ministra Salgado camufle de «ecológica» la subida, los ciudadanos son conscientes de que en realidad se les sube los impuestos para seguir engrosando las arcas del Estado y minimizar su reducción de gastos. El P-LIB considera esta estrategia del Gobierno contraria a la ética más elemental.
Ante la brutal subida de impuestos que se avecina, el P-LIB llama a la ciudadanía y a las empresas a defenderse legalmente, consultando con asesores y planificadores fiscales para evitar por medios legales el impacto fiscal en la medida en que sea posible. Lamentablemente, esto es casi inviable en lo relativo a los impuestos indirectos, pero sí puede funcionar con los directos en muchos casos. Reducir la tributación propia legalmente no sólo beneficia a las personas y empresas en cuestión, sino al conjunto de la sociedad al reducir, aunque sea en pequeña medida, el poder económico del Estado.
El P-LIB llama a la coordinación de la ciudadanía y de cuantas fuerzas políticas y sociales quieran sumarse para frenar el alza fiscal que está preparando el gobierno, y cuyos efectos sobre la economía serán extraordinariamente perniciosos. Ante la gravedad y la injusticia de la amenaza tributaria que se cierne sobre todos nosotros, debemos organizarnos y participar en todo tipo de movilizaciones contra la subida de impuestos. El P-LIB reitera que es el Estado quien debe apretarse el cinturón reduciendo su despilfarro y su participación en miles de actividades que no le corresponden. La subida generalizada de impuestos detraerá recursos de la economía, empobrecerá a millones de personas y frenará la contratación, el consumo y por lo tanto la recuperación económica.