La última edición del Indice de Consumidores de la Sanidad Europea, presentada por el centro de análisis Health Consumer Powerhouse, ha dado a España una pésima nota que viene a sumarse a la de los informes internacionales sobre la Educación, en los que también cosechamos un resultado nefasto. Este indicador desmantela definitivamente el mito de la sanidad pública española. Durante décadas se nos ha vendido que nuestro país cuenta con una sanidad estatal sin parangón en el mundo entero, casi de ciencia ficción. La realidad, como constata el estudio publicado ahora, es que estamos por detrás de Hungría y en una situación similar a la de otros países de Europa del Este.
El P-LIB aboga por la privatización de todo el sistema sanitario. Las entidades de la sociedad civil (empresas convencionales, cooperativas y hasta organizaciones no lucrativas) gestionarán mejor el sistema. Al competir entre sí, se abaratarán los costes y subirá la calidad, por lo que las aseguradoras médicas podrán ofrecer precios al alcance de la gran mayoría. Un fondo de solidaridad ofrecerá a la minoría restante un sistema de cheque sanitario: bonos canjeables en la aseguradora médica de su elección. Este sistema liberal de cheque sanitario es mucho más solidario que el sistema actual, colectivizado y burocrático, porque permite a todos, incluso a los más pobres, escoger su seguro médico. El sistema actual es insolidario al crear un sistema de primera (el privado) y uno de segunda (el estatal, de uso obligado para los menos favorecidos).
El P-LIB propone: buenos servicios privados para todos.