El Partido Popular está ofreciendo estos días un espectáculo digno de los peores tiempos de la corrupción socialista, y el caso Gürtel se está convirtiendo en una pesadilla similar a la que protagonizó Juan Guerra. El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) considera imprescindible un profundo saneamiento en la segunda fuerza política española, incluso si ello debe arrastrar a la dirección actual en su conjunto y al mismo Mariano Rajoy. A estas alturas parece evidente la existencia de una compleja trama de corrupción que afecta al PP en muchas comunidades autónomas, y la tensión entre Costa y la sede de la calle Génova es un indicio razonable de que el dirigente valenciano dispone de información capaz de hacer caer al presidente Camps y a muchos pesos pesados tanto en Valencia como en Madrid.
A aquellos afiliados del Partido Popular que entraron en el mismo sólo por su política económica, pero que no comparten su rancio conservadurismo moral ni su arcaico nacionalismo centrípeto ni, mucho menos, la corrupción extrema que ahora se está revelando, les dirigimos un sincero llamamiento para que consideren sumarse al proyecto político del P-LIB. Por una parte, el PP ha tirado la toalla de la auténtica regeneración económica y se ha sumado al consenso colectivista en torno al intervencionismo estatal, ya que teme perder apoyo popular si defiende el liberalismo económico. No engañan a nadie: no son liberales sino social-conservadores: casi socialdemócratas en lo económico y a la vez muy tradicionalistas y moralistas en los temas éticos y de derechos y libertades personales. Y, por otro lado, el poderoso lobby confesional interno es claramente contrario al libre mercado, como demuestran una y otra vez las encíclicas papales y los posicionamientos anti-mercado del episcopado español. Es inevitable mantener posturas ambiguas y eclécticas en un partido que aspira a representar a las grandes masas sociales del país y obtener difíciles mayorías absolutas. Por eso no estamos en un partido así, y por eso representamos solamente al segmento de población que cree en la libertad individual. Sabemos que hay personas que piensan como nosotros pero que aún se mantienen, a disgusto, en partidos como el PP por un pragmatismo que al final no resulta eficaz. Les ofrecemos una mano tendida y un partido liberal, muy liberal, en todo.