La Encuesta de Condiciones de Vida elaborada por el Instituto Nacional de Estadística acaba de arrojar un dato que el P-LIB considera merecedor de una reflexión profunda: las dos comunidades autónomas con mayor pobreza son precisamente las que llevan décadas recibiendo altísimas transferencias directas e indirectas de capital desde el resto de España. Andalucía con un 28,9 % de pobres y Extremadura con un 38,4 % demuestran que está agotado el modelo de lucha contra la pobreza basado en la cultura del subsidio y en la constante redistribución artificial de recursos por parte de la Administración. Ese modelo, lejos de erradicar la pobreza, la ha fortalecido y hace hoy que sea mucho más difícil acabar con ella. Urge la sustitución de esa política por otra que se base en la cultura de la libertad económica, de la responsabilidad y la empresarialidad, y que rechace por principios éticos elementales la subvención permanente y generalizada.