La imputación del Secretario de Estado para la Unión Europea, Diego López Garrido, nada menos que por presuntos delitos de malversación y prevaricación, añade un eslabón más a la ya larguísima cadena de la corrupción política en nuestro país, cadena que en este segundo semestre de 2009 ha alcanzado (o quizá superado) niveles que no conocíamos desde la época de Juan Guerra. Es destacable que todos los grandes partidos estén implicados y a veces compartan los mismos casos de corrupción, como en los peores tiempos de la «omertà» y la «tangentópolis» italianas. El P-LIB reclama la inmediata destitución de López Garrido de todos los cargos públicos o del Partido Socialista que ostente, y su suspensión cautelar de militancia.
