El P-LIB ha observado con escepticismo el congreso de Unión Progreso y Democracia (UPyD) celebrado estos días en Madrid. Es un partido que se construyó sólo en torno al liderazgo de Rosa Díez y sin ideas políticas propias, tomando prestados los mitos conservadores en unos casos y los socialdemócratas en otros. Lo único que parecía y sigue pareciendo unir a gentes tan heterogéneas como las que se han sumado a ese proyecto es una aversión al nacionalismo tan profunda como selectiva porque sólo afecta a los nacionalismos postulantes y no al nacionalismo de Estado.
Una vez embarcadas casi cinco mil personas en el proyecto de esta señora, y tras haberse presentado incluso a diversas elecciones, van y celebran por fin un congreso para definirse. No se definieron desde el principio porque eso les habría restado opciones de incluir a cualquiera con tal de crecer. Y ahora, como tienen una diversidad ideológica interna ciertamente inmanejable, pues se aferran a grandes lugares comunes en torno a las ideas-fuerza del pensamiento democrático común, ideas que podría suscribir casi cualquier demócrata. En definitiva, se trata de un partido artificial que calcula bien su vacuidad para seguir sirviendo por igual al público del PSOE y al del PP. Estarán quizá entre los dos grandes partidos, pero desde luego no están delante de ellos porque no aportan vanguardia ni actualización al panorama político, sino una especie de híbrido «transversal» entre los viejos partidos de siempre. Nada nuevo bajo el sol.
Invitamos a aquellas personas de profundas convicciones liberales que, por algún azar, hallan recalado en UPyD y se encuentren ahora descontentas con el rumbo de ese partido, a considerar la opción de contribuir desde el P-LIB a la construcción de un sólido proyecto liberal, desacomplejado y ajeno al colectivismo mixto que parece representar el partido de Rosa Díez.