Ante el fracaso del diálogo entre las organizaciones sindicales y patronales, el P-LIB insta al gobierno a gobernar. Y ante la situación de crisis aguda que atravesamos, gobernar implica aprobar una reforma laboral profunda. Esa reforma debe pasar por la implantación de cuentas de capitalización para la futura prestación por desempleo, para la posible indemnización y para bonificar futuras contrataciones en casos necesarios. De esta forma se reducirá sustancialmente la parte de todas esas contingencias que deba ser costeada mediante mecanismos aseguradores. El trabajador tiene derecho a ver mes a mes la evolución de su cuenta individualizada, a rescatar el importe que quede en ella (más los intereses compuestos correspondientes) cuando se jubile y a tener la seguridad de que si llega a fallecer antes de jubilarse, esos fondos acumulados pasarán a sus herederos. El P-LIB se opondrá a cualquier medida de pago parcial de las indemnizaciones por despido con cargo al dinero de los contribuyentes.
El número de días de indemnización en caso de despido no debería depender de una decisión política del gobierno ni de un acuerdo entre sindicatos y patronal, sino de la decisión de cada individuo en ese momento y de las aportaciones realizadas a su cuenta de capitalización individual. Las altas indemnizaciones están enraizadas en nuestra cultura y no hay nada que objetar a las mismas siempre que no supongan quebranto económico a la empresa ni al erario público, pudiéndose gestionar mediante las cuentas individuales propuestas. Ayer Zapatero habló de «reducir el esfuerzo de las empresas en el despido», pero no se trata de reducirlo sino de eliminarlo, ya que no deben costearlo de golpe las empresas, sino detraerse de las cargas sociales pagadas durante años por la empresa actual y por las anteriores a la cuenta individual del trabajador.
De igual manera, el P-LIB apuesta por un sistema de capitalización privada e individualizada para las pensiones de jubilación, con un fondo de solidaridad que cotice por quienes no puedan hacerlo. Uno de los efectos laborales del sistema que proponemos es la eliminación del debate sobre la edad de jubilación. que pasa a depender de las preferencias y opciones de cada trabajador dentro de una horquilla flexible de años.
Al mismo tiempo, es imprescindible liberalizar la contratación y por lo tanto también el cese de trabajadores; eliminar todo tipo de subvenciones a la contratación y destinar esos fondos a la reducción de las cargas sociales excesivas que pagan las empresas; convertir la negociación colectiva en una opción voluntaria y no en una obligación ni para los trabajadores ni para las empresas; hacer voluntario el acogimiento a los convenios sectoriales por parte de las empresas y de los trabajadores en el marco de su negociación propia; acabar con la sobrerregulación en materia laboral y con los privilegios de los empleados públicos frente a los del sector privado, así como con las ventajas del empleado por cuenta ajena frente al trabajador autónomo; reformar el derecho de huelga para impedir la acción coercitiva de los piquetes; eliminar los liberados sindicales y acabar con toda forma de financiación pública de los sindicatos y de las organizaciones empresariales.