El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) manifiesta su oposición frontal y absoluta a la propuesta de gravar las transacciones económicas internacionales, formulada hoy por el presidente Rodríguez Zapatero y otros líderes (como el presidente francés Sarkozy) ante la Asamblea General de la ONU. El P-LIB considera que empresas y particulares sufren ya una presión fiscal brutal en todos los países desarrollados. Los políticos deben bsucar fórmulas para cobrarles menos, no para incrementar el expolio tributario al que estamos sometidos.
La eventual asignación de los recursos obtenidos mediante ese nuevo impuesto a la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) no es más que una excusa para establecer nuevos mecanismos internacionales de fiscalización de las transacciones. La AOD es un mecanismo para transferir dinero de los pobres de los países ricos a los ricos de los países pobres, ya que es dinero entregado de Estado a Estado sin el concurso directo de la sociedad civil. El P-LIB apoya la encomiable labor de las organizaciones no lucrativas de ayuda al desarrollo, y considera que deben autofinanciarse con aportaciones plenamente desgravables de los ciudadanos, evitando así su colonización y condicionamiento por parte de las administraciones públicas. El incremento de la AOD con cargo a los nuevos impuestos que propone Zapatero dificultará la labor de las ONG independientes al entrometerse en su campo de acción, y servirá para mantener en el poder regímenes y gobernantes afines a los países donantes, mientras la incidencia real de la ayuda sobre la población seguirá siendo mínima.
El P-LIB considera comprensible el uso ya generalizado de las jurisdicciones de baja imposición fiscal en las estrategias de planificación fiscal, al objeto de evitar legalmente los tributos actuales, y afirma que esta nueva tasa, en caso de entrar en vigor, sólo incrementará, lógicamente, el porcentaje de la economía mundial refugiado en los centros offshore frente a la voracidad creciente e insoportable de los Estados convencionales.
El P-LIB comparte plenamente el eslogan liberal «Trade, not aid» y reivindica como única vía efectiva para combatir el subdesarrollo un desarme arancelario unilateral y total, que además beneficiará también a los consumidores de los países que lo pongan en práctica.