El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) considera inútil el endurecimiento del Plan de Control Tributario, anunciado por la Agencia Tributaria. El coste adicional de recrudecer la caza de brujas estaría mejor destinado a medidas de liberalización económica que permitieran crear empresas y empleo. En momentos de gravísima crisis económica cabría pensar, si acaso, en medidas de «vacaciones fiscales» u otras formas de aliviar el quebranto económico que supone la altísima fiscalidad española. Contra la extendida opinión popular, España es uno de los países donde más impuestos se pagan, como reveló recientemente un importante estudio del Instituto Juan de Mariana.
La crisis no se resuelve persiguiendo a millones de pequeños y medianos empresarios, ni a los trabajadores autónomos, ni enviando a los sabuesos del Estado a revisar hasta las facturas de papel higiénico de las empresas. Esta medida es un brindis al sol porque la economía está tan mal que seguramente no van a poder recuperar demasiados fondos ocultados a Hacienda. En todo caso, lo que no comprenden los colectivistas al mando de nuestro Estado es que la evasión fiscal es siempre proporcional al monto de los impuestos. Con un IVA del 18 % es inevitables que miles de servicios se presten «en B». Con un alto impuesto se sociedades es normal que las empresas contabilicen los gastos más rocambolescos. Con un IRPF desmedido, es entendible que se ponga a nombre de la empresa o de familiares todo lo posible. Lo que nos hace falta no es más control sino más libertad. Con unos impuestos razonables, nadie se la juega ni se complica la vida para evadir. Con unos impuestos confiscatorios, la gente se ve compelida a defenderse de la voracidad estatal.