El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) recibe con indiferencia la marcha de José Luis Rodríguez Zapatero, un político nefasto y enteramente amortizado por su partido. El anuncio de que no será candidato en 2012 se realiza antes de la campaña de las elecciones municipales y autonómicas, probablemente para evitar que el grave descalabro del PSOE en la noche del 22 de mayo se interprete como una derrota personal y fuerce su dimisión o haga incomprensible su continuidad. Evitando que las municipales se conviertan en un plebiscito, Zapatero intenta salvar in extremis a muchos de los candidatos socialistas.
El P-LIB cuestiona la ostentosa declaración de Zapatero sobre la celebración de elecciones primarias. No es cierto que el «dedazo» no forme parte de la cultura política del PSOE. Ha sido y sigue siendo en toda España el procedimiento habitual de designación de candidatos. No hay nada malo en que los candidatos sean designados por los órganos siempre que estos órganos sean democráticos, pero en el PSOE, como en la mayor parte de los partidos españoles, responden a elecciones internas opacas y realizadas mediante listas cerradas y bloqueadas, con una importante exigencia de avales. El problema no es cómo se designan los candidatos sino la total falta de libertad y democracia interna cotidiana en los partidos españoles.
Cualquiera de los posibles candidatos del PSOE responderá a la lógica del más trasnochado colectivismo. Contra ese candidato y contra su homólogo intercambiable Mariano Rajoy, el P-LIB concurrirá a las elecciones generales de 2012 para ofrecer a la sociedad la alternativa de la libertad.