El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) se opone a la entrega de un edificio de siete mil metros cuadrados a Comisiones Obreras en pleno centro de Madrid. Es un nuevo acto de rapiña institucional y de compra de la voluntad sindical por parte del establishment político. La señal que este atropello transmite a la sociedad es que da igual la crisis y sus efectos sobre los ciudadanos: la casta política y sindical de este país sigue esquilmando los recursos públicos nutridos por la exacción fiscal a los ciudadanos productivos y a las empresas. Los edificios públicos innecesarios (que son la gran mayoría) deben venderse para afrontar y reducir el endeudamiento. Los sindicatos, como los partidos, asociaciones o confesiones religiosas, deben autofinanciarse con las cuotas y aportaciones voluntarias de sus miembros y simpatizantes, y costear sus propios edificios y personal.