El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) valora el resultado global de las Elecciones Generales del pasado domingo como una fortísima derrota del PSOE que, sin embargo, apenas ha generado un moderado avance del PP, cifrado en unos seiscientos mil votos. La mayoría absoluta del PP se debe por tanto, simplemente, al hundimiento del PSOE y a un sistema electoral injusto que con menos del 45 % de los votos ha asignado a ese partido más del 53 % de los escaños, evitándole el sano ejercicio de formar coalición. De la misma manera, el PSOE ampliamente derrotado se ha visto también sobrerrepresentado en la asignación de escaños. Este es uno de los muchos ejemplos de la extraordinaria desproporción de nuestro antidemocrático sistema electoral, que distorsiona grave e ilegítimamente la voluntad ciudadana expresada en las urnas.
Esta distorsión se une a la reforma interesada y arbitraria de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General, que ha producido un auténtico veto electoral como venimos denunciando desde hace meses. El P-LIB considera preocupante la involución del pluralismo político en nuestro país, y reitera su apuesta por un sistema electoral nuevo, basado en la máxima proporcionalidad y en el igual valor del voto, con voto blanco computable y sin trabas a la representación de nuevos partidos, como los umbrales o los avales previos para la presentación de candidaturas.
El P-LIB lamenta que las cámaras hayan quedado integradas en su totalidad por representantes del pensamiento único socialdemócrata, con grandes diferencias de estilo y matiz pero pocas de fondo. El P-LIB felicita por su victoria al Partido Popular y a Mariano Rajoy, instándoles a emprender sin dilación una reforma económica de profundo calado, única que puede frenar e incluso revertir el más que previsible desastre al que nos han abocado décadas de keynesianismo, agravadas en estos últimos años por la nefasta gestión económica del presidente Rodríguez Zapatero y sus ministros.
No necesitamos incrementar los ingresos fiscales del Estado sino reducir drástica y urgentemente sus gastos. Es imprescindible iniciar sin demora la transición desde el fallido Estado del bienestar a un sistema de previsión social basado en seguros y servicios de carácter privado, garantizando el acceso universal y la libre elección mediante sistemas de cheques para quienes no puedan costearse los servicios considerados como esenciales. En particular, hay que pasar a un sistema de capitalización individualizada de las pensiones a beneficio de cada trabajador. Es necesario acabar con la bola de nieve del endeudamiento sistemático y comenzar a reducir sustancialmente nuestra deuda. Es fundamental que el PP no caiga esta vez en la tentación de producir una ficticia recuperación económica hinchando burbujas inmobiliarias o de otra índole, ni en la de emplear el dinero de nuestros impuestos para salvar o beneficiar a los bancos y grandes empresas de su entorno. El gobierno conservador debe actuar en el concierto internacional para promover una reforma financiera que acabe con la dinámica desbocada de ciclos, terminando para ello con el sistema de banca central y dinero fiduciario, y restaurando el patrón oro. Resulta urgentísimo flexibilizar el mercado de trabajo y reducir las innumerables trabas a la acción empresarial, así como simplificar y reducir todos los impuestos directos e indirectos a empresas y particulares.
Por otro lado, el PP debe abstenerse de utilizar el Estado y el dinero de los contribuyentes para hacer ingeniería social y cultural en clave conservadora, como lo socialistas lo hicieron respecto a sus propios valores. No corresponde al Estado impulsar tendencias sociales ni culturales, ni valores concretos.
El P-LIB denunciará durante la etapa conservadora, como lo hizo durante la socialista, cuantas decisiones mermen la libertad económica o personal del individuo, que debe resituarse como objetivo máximo de la acción de gobierno.