Al aprobar en el Consejo de Ministros de ayer el reglamento de la ley Sinde-Rajoy, el gobierno cuasi-socialista del Partido Popular ha culminado el golpe contra la libertad en Internet que iniciaron al unísono, durante la anterior legislatura, PSOE, PP y CiU. El gobierno español se aleja así del modelo holandés o suizo, desoye al Consejo de Estado, se niega a sentarse con las organizaciones de internautas y adopta, para beneficio del todopoderoso lobby oligopólico de las entidades de gestión (y, sobre todo, para el de la propia cruzada coordinada por los Estados contra la Red), la vía más lesiva de la libertad y más invasiva de la privacidad de los ciudadanos y de las empresas. Se establece para ello un ámbito de considerable excepción en el que la tutela judicial efectiva queda seriamente dañada y el secreto de las comunicaciones gravemente amenazado, y en el que el poder ejecutivo ya puede cerrar entornos privados de comunicación. Comienza la caza de brujas.
Que nadie se llame a engaño: el Estado utiliza la propiedad intelectual, igual que la lucha contra diversos delitos, como simple y burda excusa. Al Estado, lo que le preocupa es la acción humana libre y descoordinada, que genera un orden espontáneo al margen del diseño estatal de la realidad, cuya dimensión social y cultural escapa de su ingeniería y cuya dimensión económica puede llegar a darse sin el control centralizador del dinero fiduciario y sin la voraz exacción fiscal del Estado. Internet es el ámbito de comunicación, relaciones humanas y transacciones económicas que hasta hoy había gozado de unos niveles de libertad nunca antes alcanzados, y que por ello incomoda, desagrada y asusta con razón a los partidarios del estatalismo. La red social distribuida en una malla plurárquica y cambiante, emergida como consecuencia de las nuevas tecnologías, constituye la mayor amenaza contra el establishment, que se revuelve contra Internet y para ello actúa de la única manera que sabe: reprimiendo nuestra acción y recortando nuestra libertad.
El Estado intenta tomar el control de Internet. No podemos permitirlo. Para no incurrir en responsabilidades legales, el Partido de la Libertad Individual (P-LIB) no efectúa un llamamiento a la legítima rebelión ciudadana contra esta ley injusta, represiva e indigna de un país libre, pero expresa su absoluta e indignada oposición junto a su voluntad inquebrantable de unirse, por todos los medios legales a su alcance, a la resistencia que sin duda articulará espontáneamente la sociedad civil.
El P-LIB reitera su apoyo a la plataforma #RedResiste y a todas las organizaciones, medios de comunicación, blogueros, internautas y otras personas físicas y jurídicas que han expresado con valentía su oposición a la tiránica ley Sinde-Rajoy. El P-LIB se ofrece a colaborar en las movilizaciones ciudadanas, acciones legales, estrategias de comunicación y otras iniciativas que surjan contra la ley Sinde-Rajoy. También en los Estados Unidos, estos días, se cierne sobre la libertad la amenaza de la ley SOPA impulsada por el vicepresidente Biden (estrechamente vinculado al entramado internacional de las entidades de gestión) con la profunda oposición de los liberales libertarios y en particular del congresista Ron Paul. El P-LIB espera que llegue a buen puerto la iniciativa conjunta de Google, Facebook y Twitter contra la SOPA. Internet es global y su defensa también debe serlo porque sin una Internet libre, en un mundo altamente tecnológico, los ciudadanos estaríamos sometidos por completo a la voluntad estatal.
El P-LIB desconfía del anuncio de Cristóbal Montoro respecto a la «compensación» a las entidades de gestión por eliminar el canon digital, y recuerda que esa eliminación se debe a su ilegalidad, por lo que no se justifica «compensar» a nadie por ella. El incremento de las subvenciones a la SGAE y otras entidades por el posible uso que vayan a hacer los compradores de aparatos es una aberración jurídica y un expolio del dinero de los contribuyentes. Por otro lado, el nombramiento de Carmen Vela, destacada por su apoyo a la Plataforma de Apoyo a Zapatero («la Ceja»), nada menos que como Secretaria de Estado de I+D+I da una idea del continuismo del gobierno Rajoy respecto al anterior en todo lo relacionado con la innovación y las nuevas tecnologías.
El P-LIB invita a la reflexión a quienes se consideran liberales pero han votado al PP.