El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) condena sin paliativos el exterminio al que el régimen socialista de Bashar al-Assad está sometiendo a la población siria. Nada justifica el uso del ejército contra la población propia ni el bombardeo de las ciudades que se han alzado contra la feroz tiranía de al-Assad. El P-LIB considera importante recordar también que, pese a las tensiones que han mantenido con Damasco, las grandes potencias occidentales han sido parcialmente responsables, junto a la extinta Unión Soviética, Irán, China y los gobiernos rusos postsoviéticos, de la larga dictadura de la familia al-Assad a lo largo de diversos periodos históricos desde 1971.
El P-LIB deplora, de la misma manera, el apoyo de Moscú y Beijing al régimen sirio. Al-Assad y la casta política del Partido Baaz deben abandonar el poder y permitir una transición de Siria hacia un nuevo sistema político y económico basado en la libertad individual, el libre mercado, la democracia multipartidista y una política exterior orientada a la paz en Oriente Medio.
Asimismo, el P-LIB desconfía de la escalada mediática que parece preparar a las sociedades occidentales para una intervención similar a la de Libia, en el contexto de la actual tensión con Irán, tradicional aliado de Siria; y comparte la posición del congresista Ron Paul al rechazar las políticas intervencionistas que la administración Obama y sus aliados están diseñando contra Siria.
El Secretario de Relaciones Internacionales del P-LIB, Roald Schoenmakers, ha declarado que «la caída de al-Assad y la instauración de un sistema político de libertades sería una excelente noticia para todos, pero por desgracia parece que se está preparando una intervención exterior orientada a la consolidación de intereses meramente geopolíticos y petrolíferos, intervención que rechazamos de la misma manera que al régimen socialista sirio».
El Programa Político Marco del P-LIB, aprobado por el I Congreso en 2010, afirma que «Toda política invasiva, intervencionista y bélica, o el apoyo a otros países en este sentido, genera más violencia y peligro de iniciación de guerras en las que siempre mueren civiles inocentes, e implica altas cargas impositivas e inflación para sostener dichas acciones, que en última instancia son soportadas por la ciudadanía a través de la expropiación de sus recursos».