El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) considera que la amnistía fiscal del gobierno conservador revela dos cosas. La primera, la desesperación recaudatoria de un Estado incapaz de reducir realmente sus pretensiones de ingresos. La segunda, la insostenibilidad del sistema económico de altísimos impuestos, sistema que necesariamente genera situaciones de refugio de capitales en el exterior. Los mal llamados «paraísos fiscales» (la traducción correcta de «tax haven» es «refugio fiscal») son válvulas de escape sin las cuales estallaría la olla a presión tributaria de los países «normales», convertidos en auténticos «infiernos fiscales».
El P-LIB deplora la negativa de las cuatro haciendas forales a aplicar medidas similares. En el fondo, lo que se necesita es una drástica reducción de los tipos impositivos, una fiscalidad proporcional y una simplificación tributaria frente al actual maremágnum de normas, gravámenes, deducciones y obligaciones. Si ahora el Estado se ve obligado a arbitrar medidas como esta amnistía se debe a que durante décadas ha pretendido recaudar en exceso y ha expulsado de nuestro país mucho ahorro, además de propiciar estrategias legítimas de generación del beneficio en jurisdicciones fiscalmente más benignas.
La amnistía es una medida contradictoria con la subida de impuestos a empresas y particulares decretada por el mismo gobierno. Esta subida ya está provocando una creciente fuga de capitales. Además, esta amnistía beneficia únicamente a los grandes capitales con necesidad de oficializarse, ya que para la mayoría de los ciudadanos corrientes que tienen inmuebles u otros bienes en el exterior como consecuencia de haber residido fuera de España, el diez por ciento de tributación sigue siendo una barrera demasiado alta para animarles a repatriar su capital.