El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) encuentra incoherentes las declaraciones del ministro de Economía, Luis de Guindos, quien ha afirmado hoy que el gobierno estudiará la implantación de mecanismos para que las personas de rentas altas «paguen» por utilizar la sanidad pública, como si no la estuvieran pagando ya, y en una cuantía mayor que el resto de la población, y encima sin apenas utilizarla (ya que suelen tener seguros privados). Las declaraciones de De Guindos ponen nuevamente en evidencia la desesperada creatividad del gobierno por inventarse nuevas formas de incrementar sus ingresos en lugar de reducir sus gastos. De Guindos hace bien en cuestionar el copago generalizado, que es un doble pago completamente injustificado, pero se equivoca en cambio al proponer esta otra forma de doble pago para una parte de la población. Además, es improbable que esta medida pueda generar ingresos sustanciales para el Estado, ya que el segmento de renta al que se dirigen utiliza poco los servicios médicos estatales. Al final, las aclamadas medidas de rapiña a «los ricos» siempre son inútiles y sólo sirven para justificar una rapiña equivalente a las amplias clases medias, que es de donde realmente se puede recaudar ya que están indefensas ante el Estado.
El P-LIB apuesta por una sanidad desestatalizada, organizada mediante empresas, fundaciones y otras entidades prestadoras de servicios y de seguros médicos, limitando estrictamente el papel del Estado a garantizar el universal acceso a esos servicios y seguros mediante la emisión de bonos canjeables para aquellas personas cuyo nivel de renta impida su pago. Hoy un seguro médico cuesta entre cincuenta y ochenta euros al mes, por lo que está al alcance de la gran mayoría. Sin embargo, el Estado insiste en cobrarnos a todos, de forma directa e indirecta, unas cantidades elevadísimas para ese mismo fin, y en seguir prestando de forma directa unos servicios que las organizaciones privadas con y sin ánimo de lucro gestionan mucho mejor. El Estado es un pésimo empresario de servicios, y la sanidad es demasiado importante para dejarla en sus manos, impidiendo así la necesaria competencia entre prestadores de servicios médicos.
El Presidente del P-LIB, Juan Pina, ha señalado que «las declaraciones del ministro son tan sorprendentes como la rapidez de Génova en recoger velas y desautorizarle, en una ceremonia de la confusión que no beneficia a nadie», añadiendo que «los ciudadanos están comenzando a comprender que el carácter público de la sanidad es un error y que los objetivos de universalidad, calidad y flexibilidad son incompatibles con la gestión estatal». «Los liberales no admitimos ni copago, ni repago ni doble pago, sino el pago de cada persona por los servicios que consuma o los seguros que le den cobertura, pago que se realizará de forma directa si se puede, o mediante un cheque sanitario si así se requiere en función del nivel de renta».
En otro orden de cosas, el P-LIB no otorga el menor crédito a la afirmación de De Guindos de que este año no subirán más aún lo impuestos. En primer lugar, no depende enteramente de él sino de la profundidad que alcance el descalabro provocado por la crisis de endeudamiento del Hiperestado. Y en segundo lugar, el Partido Popular ya ha dado sobradas muestras de una vergonzosa insinceridad respecto a sus intenciones, y de una voracidad fiscal equivalente a la de cualquier partido socialdemócrata.