El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) reivindica la plena liberalización del sector aéreo y la total neutralidad de la Administración ante los movimientos del mercado de transporte aéreo. En este sentido, los liberales deploramos el acoso mediático-político que parece estar sufriendo esta vez la compañía aérea Ryanair.No es la primera empresa que atraviesa una situación así. Todo este proceso resulta sospechosamente similar al que sufrió en su día Air Madrid para desprestigiarla primero, colocarla a continuación en una situación insostenible por el pánico de sus clientes, proveedores y accionistas; y justificar finalmente su intevención estatal. Air Madrid competía entonces con la antigua compañía española «de bandera» por algunas rutas muy rentables entre España y América Latina, volando por primera vez a aeropuertos secundarios como el de Toluca, cerca de la Ciudad de México. Ryanair representa hoy un estorbo para las aerolíneas «convencionales» españolas de cara a su inminente entrada en el mercado «low cost».
Los liberales exigimos a Ryanair y a cualquier otra compañía de transporte aéreo de pasajeros el cumplimiento de las normas de seguridad, pero creemos muy probable que el incremento de noticias alarmistas sobre esta compañía, que curiosamente sólo se está produciendo en España, se deba a la presión de sus competidoras «convencionales» y próximas al gobierno (las cuales, a diferencia de Ryanair, sí se anuncian en los medios que están atacando a la empresa irlandesa), y sobre todo a las gestiones de lobby de esas compañías ante la Administración española.
Los liberales cuestionamos la manera en que los gobiernos tanto de Felipe González como de José María Aznar privatizaron algunas de las principales empresas estatales sin liberalizar realmente sus sectores, creando de facto monopolios privados con los que es muy difícil competir y que distorsionan el orden económico espontáneo que debería darse en los mercados correspondientes. El P-LIB rechaza el falso capitalismo teledirigido desde el Estado para beneficio de la alta dirección de determinadas empresas, que a su vez paga favores a los políticos reservándoles, por ejemplo, puestos en los consejos de administración o contratando a los proveedores que se les indica. El compadreo entre la casta política y la gran empresa ni es capitalismo ni es liberal. Es puro mercantilismo al servicio de las élites, que genera barreras de entrada y perjudica a los empresarios independientes, a la pequeña empresa y al consumidor. Los liberales defendemos un capitalismo de base cimentado sobre la libertad auténtica y plena de los agentes económicos, sin intervenciones estatales que favorezcan o perjudiquen a algunos de ellos.
Por otro lado, el P-LIB considera que ni Ryanair ni ninguna otra compañía aérea debe recibir subvenciones por cubrir determinadas rutas o usar determinados aeropuertos. Los liberales promovemos también la privatización de todos los aeropuertos y la plena liberalización del sector aeroportuario.