El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) expresa su preocupación por el acuerdo alcanzado por once países de la Unión Europea, incluido España, para avanzar en la implantación de la Tasa Tobin a las transacciones financieras. El gobierno la quiere vender como un impuesto a los bancos que no será trasladado al usuario. Su objetivo, dicen, es que los bancos paguen parte de sus propios rescates y poner freno a la especulación. Es otra mentira más de este gobierno ya que en realidad pretende instaurar un nuevo impuesto. Los bancos no tienen otro remedio que trasladar la tasa a sus clientes como ya ha sucedido en Francia. La razón por la que la banca, como el resto de intermediarios financieros afectados por la tasa, no puede asumir este impuesto es muy sencilla, la propuesta de Bruselas gravaría con un tipo del 0,1% las compraventas de acciones y bonos y con un tipo del 0,01% las de derivados, esto supera con creces las comisiones de la mayor parte de la banca lo que le llevaría a considerables pérdidas en cuestión de días.
Por supuesto, el gobierno sabe muy bien que la banca trasladará el impuesto a los clientes aunque nunca se lo reconocerá directamente a los ciudadanos. Sin embargo lo reconoce implícitamente cuando incluye entre sus objetivos el freno de la especulación. Es obvio que si el especulador es un cliente de la banca sólo podrán verse frenadas sus operaciones si se le carga la tasa. Los impuestos, al final, siempre los paga el ciudadano, por más que parezca que se grava a un tipo de empresas.
La medida es muy perniciosa ya que traslada parte del ahorro de los ciudadanos, tan necesario para salir de la crisis, a las manos de un gobierno que lo gastará en intentar mantener su política de gasto sin control. Además, esta medida, como ya ha sucedido en Francia en estos meses y como sucedió en Suecia en los ochenta, reducirá el volumen de contratación del mercado, alejará a los pequeños inversores de la bolsa y a los grandes los sacará del país. La reducción del volumen aumentará la volatilidad de la bolsa ya que al haber menos inversores los movimientos tanto al alza como a la baja serán más bruscos.
Continuando con el engaño a la ciudadanía, los gobiernos han tomado el nombre de tasa Tobin para algo que no tiene mucho que ver con la idea inicial para la que se propuso dicha tasa. La tasa Tobin original, propuesta por el economista James Tobin, tenía como objetivo reducir la volatilidad en los cambios de divisas. La idea no era muy afortunada ya que la principal razón de la volatilidad en los cruces de las diversas divisas no es la especulación sino la lucha entre los diversos bancos centrales por ver quien crea más dinero a costa de los ciudadanos. La solución para frenar los vaivenes en el mercado de divisas no es un impuesto que alejaría a inversores y por lo tanto aumentaría la volatilidad de las mismas, sino la vuelta al patrón oro que evita la creación de nuevo dinero por parte de los bancos centrales y establecería un cambio fijo entre divisas según su contenido en oro.
Los liberales reiteramos que la solución de la crisis no pasa por más impuestos sino por el fin de las políticas de estímulo practicadas por el Estado desde que empezó la crisis, que les lleva a gastar sistemáticamente muy por encima de lo que ingresan, casi un tercio más, provocando que se duplique la deuda pública y el despilfarro de miles de millones de euros del contribuyente.