El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) rechaza con indignación los presupuestos generales del Estado aprobados ayer por el Congreso de los Diputados y respaldados únicamente por el partido gobernante. Son unos presupuestos ajenos por completo a una previsión realista del déficit. Además, consolidan el mantenimiento del gasto público y del endeudamiento estatal en unos niveles sencillamente insoportables, los más altos de nuestra historia y entre los más altos del mundo.
El gobierno de Mariano Rajoy apuesta una vez más por las recetas económicas socialdemócratas que nos han arrastrado a una terrible crisis económica, completando así la obra de su antecesor en el cargo, José Luis Rodríguez Zapatero. Los liberales deploramos la persistencia del Partido Popular en las tesis estatalistas, e invitamos una vez más a los liberales que de buena fe apoyaron hace once meses al PP en las urnas, a reflexionar sobre el resultado de su voto. En 2013 los ciudadanos seremos menos libres y menos prósperos porque se nos someterá a un expolio fiscal incompatible con la generación de riqueza. Los impuestos confiscatorios, la deuda impagable y el gasto público exorbitado nos empobrecen a todos y merecen una respuesta contundente. Llamamos a todos los liberales a unirse y organizarse en el P-LIB para combatir el socialismo económico del Partido Popular.
El Presidente del P-LIB, Juan Pina, ha pedido hoy «que nadie se llame a engaño: el gasto público se va fundamentalmente al mantenimiento de las administraciones y de su plantilla sobredimensionada, es decir, el gasto público no es gasto para el público, que ve más mermadas que nunca las prestaciones que recibe a cambio de la sangría fiscal». «Los liberales queremos privatizar los servicios esenciales garantizando mediante cheque canjeable su universalidad, mientras los colectivistas del PP y del PSOE están dispuestos a recortarlos y empeorarlos con tal de que sigan siendo estatales, y así seguirlos gestionando ellos en lugar de la sociedad civil», ha añadido, recordando que «son los ciudadanos los que sufren el cuasi monopolio estatal de los principales servicios, y parece llegado el momento de que se quiten la venda de los ojos y comprendan que si el Estado no expoliara fiscalmente sus nóminas, podrían costearse servicios privados de calidad y aún les quedaría dinero para ser solidarios». «La estatalización de los servicios no sólo es ilegítima, también es un fracaso«, ha concluido.