El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) expresa su alarma por las noticias aparecidas en diversos medios de comunicación, según las cuales el gobierno del PP estaría planeando discriminar en los tratamientos de fertilidad a las mujeres lesbianas y a las solteras. De ser cierta, esta noticia surge al mismo tiempo que otra sin relación alguna pero indicadora de una misma deriva: el ayuntamiento madrileño, gobernado por el mismo partido, podría haber intentado excluir del trabajo como taxista a las personas portadoras del VIH, según ha denunciado la Coordinadora Estatal de VIH-SIDA. Ambas noticias, de confirmarse, transmiten una idea precisa de los prejuicios morales que parecen conducir la acción de gobierno del PP.
El PP es un partido colectivista que se caracteriza, igual que el PSOE, por una férrea voluntad de hacer ingeniería social para esculpir a su capricho la sociedad. El PP y el PSOE sólo se distinguen por los clichés concretos de cada uno, por las manías de cada uno contra una parte de la población o a favor de otra, o por los modelos de sociedad y de conducta individual que cada uno promueve, pero es igual de repugnante en ambos casos la vocación liberticida de intervenir en la sociedad para distorsionar su realidad y cincelar su futuro sustituyendo su espontáneo desarrollo.
El P-LIB promueve la privatización de la sanidad y la garantía de su universalidad mediante la implantación del cheque canjeable para las rentas bajas. Por ello, no seremos los liberales quienes defendamos los tratamientos de fertilidad de la sanidad estatalizada, tratamientos que deberían privatizarse como todos los demás actos médicos, y pasar a formar parte de la oferta sanitaria de las diferentes aseguradoras y empresas prestadoras de servicios sanitarios. Sin embargo, lo que no podemos tolerar es que se discrimine a una parte de la población por su orientación sexual. Mientras existan tratamientos de fertilidad a cargo del contribuyente, éstos deben facilitarse por igual a todas las personas que los requieran, con independencia de su orientación sexual.
El P-LIB deplora que el PP haya considerado siquiera esta discriminación, y le insta a aclarar lo sucedido y, en su caso, a corregirlo de inmediato. Al gobernar al conjunto de la sociedad, el PP debe dejar de lado cualquier doctrina mística y guiarse estrictamente por la Constitución y las leyes, desde el más escrupuloso respeto a la libertad de conciencia. Los liberales lamentamos que algunos lobbies organizados en el seno del PP pretendan aprovechar el mandato de gobierno recibido en las urnas para esculpir la sociedad española conforme a sus particulares creencias.
El P-LIB reitera su especial cercanía a las personas LGBT, cuyos derechos individuales defendemos con resolución. Los liberales somos la única opción política viable para las personas LGBT no izquierdistas. La realidad es tozuda y constata una y otra vez que el PP no es una opción de fiar para estas personas, a las que una vez más abofetea con discriminaciones impropias de nuestro tiempo y de una sociedad civilizada.