El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) de la Comunidad Valenciana expresa su esperanza ante las últimas decisiones de la Generalitat Valenciana en materia de teatro. En los teatros públicos de la ciudad de Valencia los actores están produciendo cortes en las representaciones para expresar su malestar por los futuros cambios de gestión de los teatros públicos. Los actores indican que se ha llevado una muy mala gestión y solicitan la dimisión de los responsables, y además muestran su preocupación ante la posibilidad de que se privaticen estos teatros. El P-LIB apoya sin reservas la privatización de todos los teatros públicos, de los cedidos en concesión y de todos los espacios culturales con cargo a la Generalitat Valenciana.
Francesc Roig, miembro de la Comisión Ejecutiva del P-LIB valenciano, ha declarado que «en estos momentos se está produciendo una competencia desleal frente a los pocos teatros privados de la ciudad, ya que mientras los públicos pueden ofertar representaciones de escaso interés, los teatros privados deben mantener una oferta atractiva para seguir abiertos y dar beneficios», añadiendo que «subvencionar los teatros públicos con nuestros impuestos es un error, ya que son incapaces de mantenerse abiertos si no es con el dinero de todos»
El P-LIB valenciano pide que la cultura no sea subvencionada porque toda decisión política en esta materia tendrá un sesgo en función del responsable de turno. Los artistas y cualquier espacio cultural deben financiarse por aquellos que estén dispuestos a pagar el valor del acto cultural, no a cargo de nuestros impuestos. «Solicitamos la eliminación de cualquier subvención a actividades culturales, teatros, conciertos, asociaciones musicales, etc», ha declarado Roig, indicando que «un ejemplo de la privatización de la cultura, en este caso popular, son las fallas: por un lado, hay infinidad de pequeñas fallas que viven de loterías, rifas, aportaciones voluntarias, etc., mientras el Ayuntamiento de Valencia tiene una de las fallas más grandes de la ciudad costeada por todos los valencianos», por lo que «cada fallero paga su pequeña falla pero además le obligan a financiar la falla del ayuntamiento.»