El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) manifiesta su oposición al desbloqueo de 43.700 millones de euros del plan de rescate del gobierno griego. Las numerosas inyecciones de dinero realizadas por los gobiernos europeos sólo han servido para salvar a parte de los acreedores privados, principalmente bancos alemanes y franceses, y para sostener el sobredimensionado Estado heleno. De esta forma se ha sustituido a unos acreedores voluntarios por otros forzosos: los contribuyentes europeos, que serán quienes tengan que pagar en última instancia el despilfarro del gobierno griego. No sólo deberán pagarlo ahora, sino que con casi toda seguridad perderán parte del dinero entregado cuando se produzcan las inevitables nuevas quitas sobre la deuda de este país. Tarde o temprano, posiblemente tras las elecciones alemanas, se tendrá que hacer caso a la propuesta del FMI de realizar quitas sobre el principal de la deuda griega en manos de los estados europeos y del BCE. Por el momento ya se han tenido que reducir los intereses que se cobran.
Todo esto muestra, según ha declarado el Portavoz de Economía del P-LIB, Óscar Timón, que «el rescate de Grecia, vendido en su momento por el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero como un magnífico negocio, es una operación ruinosa que no ha servido para nada, retrasando las necesarias reformas y ajustes que precisa la economía griega». «Se criticó a los «mercados» por hundir a Grecia al negarse a prestarle más dinero, pero ahora vemos que serán los contribuyentes europeos quienes paguen la cuenta», ha añadido.
El P-LIB ya avisó hace dos años que esto sucedería y que el rescate era ilegal. Los liberales reiteramos que, en vez de mantener su sobredimensionada estructura, el gobierno griego debe hacer lo mismo que debería hacer el español: reducir el tamaño del Estado, reducir gastos, reducir impuestos, reducir burocracia y reducir su asfixiante injerencia en la economía. En palabras de Timón, «no es la austeridad lo que está hundiendo a Grecia sino la absoluta falta de ella, porque la casta política griega sigue manteniendo sus privilegios y los de los grupos de presión mientras exprime a los ciudadanos con elevados impuestos, sube los gastos en algunas partidas y los baja indiscriminadamente en otras». «España todavía no es Grecia, pero la similitud entre los políticos y las políticas de ambos países debe invitarnos a la reflexión porque el tiempo se agota», ha concluido.