El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) deplora las declaraciones del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, efectuadas el pasado domingo en su condición de miembro del Gobierno y en el marco de un evento organizado con dinero público y en una embajada de España. En su intervención, Fernández Díaz se ha permitido nuevamente despreciar a las personas homosexuales y la consideración jurídica de sus uniones, afirmando incluso que éstas merecen menor protección que las de los heterosexuales. Las opiniones particulares de este señor, que obviamente puede pensar lo que quiera, no deben influir ni condicionar el ejercicio de su función ministerial.Al impulsar tales opiniones desde tribunas a las que acude en virtud de su cargo, se ha aprovechado del altavoz que éste le proporciona, distorsionando así su propia función para atacar leyes en vigor que cuentan con el respaldo generalizado de la sociedad.
Por otro lado, el ministro ha reiterado su intención de hacer ingeniería social para imponer en la educación su particular cosmovisión religiosa, empleando para ello el dinero de todos los contribuyentes, y ha coqueteado con la idea arcaica e inaceptable de que España pudiera convertirse en un Estado confesional, argumentando que otros países de nuestro entorno político (Grecia, Reino Unido) lo son. Por último, el ministro se ha permitido llamar veladamente a los creyentes a imponer en sede parlamentaria sus valores con la fuerza de los votos, recordando que el 75 % de la población se declara católica.
La Secretaria de Acción Ciudadana del P-LIB, Roxana Nicula, ha afirmado que «Fernández Díaz ha vuelto a hacer gala de un extremismo incompatible con la función que desempeña, colocándose él mismo en la posición de no gobernar para todos sino para los suyos, y de no defender a las minorías ni a la libertad de conciencia de los individuos, sino a la jerarquía de su propia organización religiosa, cuyos valores busca inyectar coercitivamente al conjunto de la sociedad«.
El P-LIB expresa una vez más su solidaridad con los diversos grupos de población que, con toda lógica, pueden sentirse amenazados por el poder que ostenta en nuestro país un ministro que tanto desprecia sus derechos individuales y su libertad. El P-LIB reitera su apoyo a la libertad religiosa y, al mismo tiempo, su rechazo frontal a cuantos intentan imponer una determinada visión religiosa en la sociedad, valiéndose para ello del poder coactivo del Estado y del dinero recaudado entre creyentes y no creyentes, entre heterosexuales y homosexuales, por su voraz maquinaria de expropiación fiscal. La función política de los derechos es proteger a la minoría frente a la mayoría, y al individuo frente a ambas. Lamentamos profundamente que Fernández Díaz pretenda, por contra, aplastar a la minoría y al individuo, que es a quienes los liberales siempre defenderemos frente a la apisonadora de la uniformización estatalista.