El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) condena enérgicamente el atraco a los depositantes de Chipre por sus gobernantes y banqueros. A la espera de una mayor concreción de las medidas que adoptará el gobierno de Nicosia, ya sabemos que las cuentas corrientes van a ser saqueadas por el Estado y que se va a obligar a una quita de la deuda subordinada. La quita de los depósitos se realizará mediante un impuesto especial. Pocas veces había quedado tan claro el carácter arbitrario y confiscatorio de los impuestos. Los colegios chipriotas deberán enseñar una nueva fábula de la cigarra y la hormiga donde ambas mueran porque la hormiga dejó sus ahorros al alcance del Estado.
No debemos olvidar que la quiebra de los bancos chipriotas viene precedida por la quita de la deuda griega, por lo que serán los que tengan cuentas corrientes en Chipre los que paguen la decisión del gobierno griego de no pagar su deuda. Aparentemente los españoles no deberíamos preocuparnos demasiado por lo sucedido en Chipre, porque a nosotros ya nos han saqueado las cuentas corrientes de una forma más sutil: con subidas en los impuestos de siempre y con la certeza de más impuestos en el futuro para pagar la deuda que nos ha dejado el rescate bancario. Sin embargo, el caso de Chipre no puede dejar de alarmarnos a todos los demás europeos, porque el Eurogrupo y el Estado chipriota han cruzado todas las líneas rojas y se han quitado todas las caretas para recurrir a la confiscación directa e inminente del dinero depositado. Es difícil creer que este saqueo, tan legal como ilegítimo, no vaya a sentar un precedente terrible a escala continental.
Óscar Timón, Portavoz del P-LIB en Economía, ha declarado que «el caso chipriota muestra la realidad del robo institucionalizado que es el sistema bancario actual«. «Los ciudadanos no depositan el dinero en los bancos sino que se lo prestan, generalmente sin saberlo», ha explicado, afirmando que «los fondos de garantía de depósitos son una entelequia que realmente no garantiza nada y lo único que hace es reforzar el engaño a los ciudadanos, haciéndoles creer que su dinero está seguro». «Si realmente el dinero estuviera depositado en los bancos, el fondo de garantía de depósitos sería innecesario, y al no ser así, lo único que hace el fondo es adornar un préstamo como si tuviera la seguridad de un depósito», ha añadido. Timón recuerda que «todo el sistema está organizado para conseguir dos objetivos: primero, que los bancos puedan prestar alocadamente sin mucho riesgo, ya que en caso de producirse pérdidas serán otros quienes las paguen; y segundo, que los Estados puedan seguir pidiendo prestadas ingentes cantidades de dinero que salen de la creación de crédito por parte de los bancos comerciales y del banco central«.
Los liberales reiteramos que hay una alternativa al rescate bancario, la cual no correría a cargo del contribuyente. Consiste en que sean los dueños de los bancos, es decir, sus accionistas, quienes deban asumir la pérdida (igual que en cualquier otra empresa fallida), y que el banco convierta parte de la deuda contraída con sus acreedores a largo plazo en acciones, pasando a ser éstos los nuevos dueños del banco. Esto no afecta a los depositantes. Por más que ahora se den cuenta del engaño que han sufrido y comprendan que en realidad eran acreedores a corto plazo del banco, los depositantes nunca tuvieron intención de invertir en la entidad y no tienen por qué hacerse corresponsables de su desempeño.
El P-LIB propone una solución definitiva para que esto no vuelva a ocurrir, terminando además con las crisis económicas que de forma recurrente sacuden la economía. Esta solución consiste en:
- Que los depósitos lo sean de verdad, exigiendo un coeficiente del 100%.
- Que cuando se efectúe un préstamo, ya sea a corto o a largo plazo, se tenga conocimiento de ello y no se enmascare como un depósito.
- Que se elimine el llamado fondo de garantía de depósitos, innecesario si hay un coeficiente del 100% e inmoral en el caso de los préstamos porque equivale a que toda la sociedad garantice las inversiones de unos con el dinero de todos.
- Que se eliminen los privilegios que permiten a los bancos, entre otras cosas, endeudarse masivamente a corto plazo para prestar a largo; y que ni los depositantes ni el resto de la sociedad respondan de las pérdidas de un banco, que deben recaer exclusivamente sobre sus propietarios, como en cualquier otro negocio.
- Que se establezca la total libertad de elección de moneda, terminando con las leyes de curso forzoso y aboliendo los bancos centrales.