El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) madrileño expresa su indignación ante el caso Lamela, que revela la esencia del PP de Madrid. La política madrileña produce el favorecimiento ilegítimo mutuo entre empresas privadas y políticos. Así se explica que el ex consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid pasara a ser miembro del consejo de Assignia, empresa que en apenas dos años, desde que Lamela se convirtiera en su “asesor”, ha obtenido cuatro milllones de euros en contratos con el gobierno, y que se ha beneficiado presuntamente de concesiones que el mismo Lamela otorgó en sus años al frente de Sanidad, como la gestión no asistencial del Hospital del Tajo (Aranjuez).
Esto no es nada nuevo en el gobierno madrileño del PP. El presunto intercambio de favores entre políticos y empresas privadas es habitual en el PP madrileño. La Consejería de Sanidad de Madrid se ha convertido en un chollo para los políticos, como en su día lo fueron las concejalías de urbanismo de muchos ayuntamientos. Este tipo de relación entre lo privado y lo público que tanto gusta a los dos grandes partidos, incluye los retiros paradisiacos de determinados políticos del gobierno central, que cuando terminan su actividad política siempre acaban de consejeros de este tipo de empresas cuanto menos sospechosas de haberse beneficiado en su día de privilegios otorgados desde el gobierno. Realizar este tipo de favores a este tipo de empresas se ha convertido, presuntamente, en una especie de plan de pensiones para políticos, que les asegura un futuro sin problemas tras el cese de su actividad política.
Iván Sánchez, Vicecoordinador General del P-LIB madrileño, ha declarado que “el PP ha admitido estar encantado con este tipo de relación entre lo público y lo privado, y no tengo la menor duda en que saldrán más casos como este mientras no consigamos separar economía y Estado”. «Una vez más el PP madrileño tira por tierra todo lo que significa privatizar, liberalizar y dejar la economía fuera del alcance de las garras del político, y en nombre de un supuesto pero falso liberalismo hace todo lo contrario de lo que éste reclama, creando una confusión injusta», ha añadido.
El P-LIB apuesta por un liberalismo sin maquillajes, por la total privatización de los servicios esenciales garantizando mediante cheque canjeable su universalidad en lugar de gestionarlos el Estado, por una sociedad donde el político esté libre de toda sospecha, pero no por una fe ciega en su honradez ni por absurdas leyes de transparencia, sino por la pura y simple imposibilidad total de corromperse, al eliminar su discrecionalidad y al reducir drásticamente las competencias públicas. En palabras de Iván Sánchez, «menos Estado es menos corrupción».