El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) contempla con gran preocupación el decreto sobre vivienda aprobado anteayer por el gobierno andaluz, que sienta un precedente peligroso al permitir la expropiación «temporal» de inmuebles. Cuando el Estado impone medidas temporales que lesionan el derecho de propiedad, con frecuencia terminan por convertirse en permanentes. Incluso dentro de la lógica colectivista actual, el Consejo de Gobierno habría podido encontrar medidas de apoyo social con efectos iguales pero sin vulnerar el derecho de propiedad. Este derecho, insuficientemente protegido por nuestra constitución, está cada vez más debilitado por la acción de los políticos. El decreto andaluz puede abrir una caja de Pandora de imprevisibles consecuencias, ya que se empieza expropiando sólo por tres años y sólo a bancos, pero no se sabe dónde se puede terminar. El P-LIB considera que detrás de los objetivos declarados de ayuda a las personas afectadas por situaciones de gran debilidad económica hay también un objetivo más profundo e inconfesable de IU: menoscabar el concepto mismo de propiedad y reducirlo a la mera posesión. Además, mutualizar de forma forzosa el coste de resolver situaciones particulares, por duras que sean, es injusto porque afecta negativamente a muchas otras personas. Con todo, el aspecto más grave del decreto es la sanción económica brutal, de hasta nueve mil euros, a quienes opten por no alquilar las viviendas de su propiedad. La propia Junta de Andalucía tenía en diciembre unas cinco mil viviendas vacías, y no parece que vaya a multarse a sí misma. El P-LIB rechaza frontalmente esta medida coercitiva que invade el ámbito de soberanía de las personas respecto al uso de su propiedad. En este sentido, el Vicepresidente tercero del P-LIB, Álvaro Chena, ha declarado hoy en Granada que «quienes aplauden la expropiación a los bancos deberían pensárselo dos veces, porque se empieza por ahí y no se sabe dónde se acabará: hoy son los bancos, mañana podría ser quien tenga una vivienda vacía, y pasado mañana quién sabe». «Debemos entender que el respeto a la propiedad privada es la característica común de todas las sociedades prósperas«, ha concluido.