El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) rechaza enérgicamente la intervención militar en Siria, adelantada como inminente por los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y otros países. Esta intervención, ajena al Derecho internacional, a los organismos políticos de la comunidad internacional e incluso al control del Congreso estadounidense, nos retrotrae al escenario de hace diez años respecto a Iraq. La única diferencia es que hoy ocupa la Casa Blanca un presidente demócrata que, insultando el premio Nobel de la Paz que jamás debió recibir, actúa igual que su antecesor republicano. No podemos sino recordar las palabras del entonces senador Barack Obama en 2007: «El presidente no tiene poder según nuestra Constitución para, unilateralmente, autorizar un ataque militar en una situación que no implique detener una amenaza actual o inminente a la nación». De la misma manera, el P-LIB condena el apoyo ruso e iraní al régimen de Damasco.
Los liberales, por supuesto, manifestamos nuestra más rotunda condena a la sangrienta y despreciable dictadura socialista del Partido Baaz y del tirano Bashar el-Assad, y expresamos nuestra repugnancia ante sus brutales violaciones de los Derechos Humanos, civiles y políticos de los sirios, y ante el ataque indiscriminado a la población civil desarmada. Pero coincidimos con la ministra italiana de Asuntos Exteriores, Emma Bonino: una situación así no puede resolverse mediante el bombardeo con misiles que causarán incontables bajas civiles y que, en el mejor de los casos, sólo servirán para sustituir un régimen dictatorial por otro, pues la oposición armada siria no parece merecedora de un crédito superior al de al-Assad. De hecho, al-Qaeda parece estar profundamente vinculada con esa oposición, de la misma manera que Hezbollah lo está con el régimen de Damasco. Por otro lado, parece claro que el ataque se ha decidido sin esperar siquiera a que se demuestre fehacientemente el uso específico de armas químicas ni a que se acredite con certeza su autoría.
Los liberales consideramos que el precedente inmediato de la intervención en Libia es muy poco alentador, al haberse saldado con un importante empobrecimiento del país y con la instauración de un régimen cuyo respeto a los derechos individuales no dista mucho del anterior. Pero, sobre todo, resultan muy preocupantes las implicaciones de la intervención para la estabilidad regional, pues el riesgo de internacionalización del conflicto es muy considerable. En particular, el P-LIB manifiesta su preocupación por el efecto que el ataque a Siria pueda tener sobre la seguridad de la población de Israel y, por otro lado, sobre la evolución del conflicto interno en Egipto. Condenamos la brutal represión del ejército egipcio y también los diseños totalitarios de los grupos integristas mayoritarios.
El P-LIB teme por la seguridad de Líbano, y reitera su apoyo al partido liberal libanés al-Mustaqbal, cuya contribución a la estabilidad del país resulta más importante que nunca. Líbano ya está sufriendo las consecuencias de un éxodo insostenible de población siria, que podría incrementarse exponencialmente ante el recrudecimiento del conflicto por la intervención exterior.
A los liberales nos preocupa la retroalimentación entre el terrorismo fundamentalista y la perdida de derechos civiles en Occidente, instigada por las élites burocráticas, políticas y corporativistas que buscan cualquier excusa real o inventada para asustar a la población y así reforzar su propia importancia y justificar su recorte de libertades y su control social, cada día más asfixiantes. Apoyamos a los libertarios estadounidenses en su petición de cese del apoyo económico a regímenes extranjeros y en su rechazo a las intervenciones militares en el exterior. Como los fundadores de los Estados Unidos, pedimos a ese país y a Europa libre comercio, libertad política y económica, y reiteramos nuestra posición no intervencionista en política internacional. Consideramos que las fuerzas de defensa, como su propio nombre indica, deben limitarse a la protección del territorio propio frente a amenazas exteriores, y no a ejercer funciones de gendarmería exterior. El P-LIB exige al gobierno español la garantía de no participación en la coalición bélica que se está fraguando para bombardear Siria.