El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) recibe con absoluta indignación el nuevo liberticidio perpetrado por el PP, esta vez con el visto bueno de su alter ego, el PSOE. El gobierno ha decidido hacer por decreto en España lo que no ha podido conseguir en Europa: obligar a más de trescientos mil hosteleros a sustituir las aceiteras relleneables por monodosis o pequeñas botellas de aceite etiquetado. A instancias del gobierno autonómico andaluz, de los dos grandes partidos de esa comunidad y del lobby de productores de aceite, el ministro Arias Cañete perpetra así una nueva prohibición a costa de los hosteleros y de sus clientes. El P-LIB ya denunció en junio las presiones de Arias Cañete en Bruselas para conseguir que la prohibición fuera de rango comunitario, presiones que se saldaron con un estrepitoso fracaso al imponerse por una vez la cordura y decidir la Comisión Europea que la libertad de los consumidores y de sus proveedores estaba por encima de los deseos de cualquier industria alimenticia. En aquella ocasión el P-LIB pidió el cese del ministro porque, simultáneamente, se había permitido el lujo de intentar la censura de los análisis que realizan las organizaciones de consumidores. Ahora reiteramos la misma petición por esta nueva violación flagrante del derecho a la propiedad de los hosteleros y de la libertad de elegir de los consumidores.
El Presidente del P-LIB, Juan Pina, ha declarado hoy que «si el mismo ministro que nos quiere hacer comer yogures caducados y ducharnos con agua fría, tiene en cambio un gran interés en que sólo consumamos aceite de oliva de grandes marcas, algo tendrá que ver en su posición el lobby de esas marcas» por lo que «tal vez cuando deje el cargo le veamos presidiendo alguna empresa aceitera, como Elena Salgado preside una filial de una eléctrica». «Tras la prohibición de dejar fumar, ahora el gobierno se mete hasta en la presentación y el envase de los productos que los hosteleros ponen a disposición de sus clientes, y cabe preguntarse qué va a ser lo siguiente, porque la cultura de la monodosis que ahora se impone para el aceite podría extenderse al vinagre, a la sal, al agua o a cualquier otro producto«, ha señalado, recordando que «los hosteleros, como cualquier otro proveedor, deben ser libres de ofrecer a sus clientes tanto productos envasados de único uso como productos a granel, y corresponde a los consumidores, no al ministro, elegir el establecimiento que se acomode a sus preferencias». «Esta nueva norma fue ridiculizada por nuestros socios europeos cuando se propuso para el ámbito comunitario, pero ahora se nos impone a los españoles con la tranquilidad de un gobierno que sabe que sus ciudadanos tragan con cualquier liberticidio sin rechistar», ha añadido, concluyendo que «las leyes injustas, y esta es una ley injusta y estúpida, suelen ahondar en la desafección ciudadana frente al poder político, y suelen verse incumplidas, y en mi opinión nuestros hosteleros harán muy bien en pasarse esta norma por donde corresponda, al menos hasta que el ministerio constituya un cuerpo de inspectores de aceiteras que vaya por bares y restaurantes imponiendo la tiranía estatalista y liberticida de Arias Cañete».