El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) de la Comunidad de Madrid expresa su indignación ante el caso de las tarjetas opacas. Es escandaloso el uso que han hecho de las cajas de ahorros la clase política y los sindicatos y patronales. Bankia, antaño Caja Madrid, ha sido utilizada para la compra de favores políticos, para sufragar inversiones ruinosas y para el soborno habitual privilegiando a consejeros del más diverso origen mediante diversos instrumentos, como las tarjetas opacas. El P-LIB defiende la separación de economía y política, asegurando que esto no pueda volver a ocurrir porque el control corresponda siempre a los accionistas. En la banca pública, como hemos visto con la crisis de las cajas españolas, se dilapida el dinero con la excusa del bien común y a la postre se carga a los contribuyentes el coste astronómico de rescatar estas entidades cuando al fin quiebran, para esconder así la ineptitud de los políticos designados como gestores.
Oliver Aguilar, Coordinador General del P-LIB de Madrid ha declarado que “todo lo que toca la política se corrompe”, añadiendo que “las cajas de ahorros eran instituciones privadas sin ánimo de lucro con 300 años de historia. Han bastado veinticinco años de control político para destruirlas”. “Queremos liberalizar la banca y evitar la aprobación de normas como la Ley Boyer de 1985, que politizó las cajas con la excusa de democratizarlas y que supuso la expulsión de los grandes gestores de estas entidades, que habían dedicado su vida a la solidaridad privada”. Aguilar concluye que “la solidaridad, origen de Caja Madrid, es algo intrínsecamente humano y no debe criminalizarse ni abandonarse al Estado, pues una vez más ha demostrado que es un pésimo gestor y que no ayuda a quien más lo necesita, sino a quien más le conviene”.