El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) denuncia que los llamados presupuestos de la recuperación son en realidad los presupuestos del despilfarro, del incumplimiento sistemático de los compromisos electorales y de los elevados impuestos. El PP ganó las elecciones prometiendo bajar el gasto y los impuestos, sus últimos presupuestos son un ejemplo perfecto de que en realidad ha hecho todo lo contrario. El gasto es mayor que en 2011 y los impuestos son mucho más altos. Especial mención requiere la política impositiva de este gobierno. Tras la mayor subida de impuestos de la democracia, el PP ofrece ahora revocar una parte en pleno año electoral.
En realidad, sería sobre todo en el siguiente, pero da igual: lo que Rajoy está vendiendo como una bajada de impuestos es, en realidad, minorar la tremenda subida experimentada a lo largo de esta legislatura. Al final de la misma, los impuestos seguirán siendo superiores a los que dejó Rodríguez Zapatero aunque sean algo inferiores a los que se ha llegado a pagar durante este mandato del PP. En definitiva, el gobierno de Mariano Rajoy se presentará a las próximas elecciones con la misma promesa que se presentó a las anteriores, bajar los impuestos, con la diferencia de que esta vez ni siquiera promete bajar el gasto.
Para colmo, el gobierno vende una débil recuperación como un gran éxito de su política económica, cuando todo se sustenta en los esfuerzos realizados por un sector privado machacado a regulaciones e impuestos, y por un sector exterior que depende de la recuperación de la economía internacional. Lejos de ser un logro del gobierno, la recuperación es tan débil precisamente por culpa del mismo, ya que su desbocado déficit público, su imparable endeudamiento y su asfixiante regulación suponen una losa muy pesada para la creación de riqueza en la sociedad civil.
El gobierno de Rajoy ha tirado toda la legislatura a la basura. Han sido cuatro años perdidos. Se ha seguido una política continuista respecto a la emprendida por Rodríguez Zapatero a partir de 2010, resumida en contener los gastos lo justo para no quebrar y que el sector privado pague el despilfarro público. Si la recuperación de la economía mundial sigue adelante, el PP la venderá como el éxito de su gestión. Si se frena, echará la culpa a la debilidad exterior. El P-LIB ya denunció hace meses la fragilidad de la que adolecería nuestra recuperación si se producía un empeoramiento de la economía mundial. La complacencia de Rajoy es un arriesgado ejercicio de inmovilismo, reflejado en unos presupuestos electoralistas que descansan por completo en la fe ciega en la recuperación de otras economías, recuperación a la que el PP se agarra como a un clavo ardiendo que tape su desastrosa gestión económica. El PP intenta enmascarar ese desastre por medio de la manipulación informativa, ya que el ministro Montoro no tiene reparos, por ejemplo, en aprovechar una reconfiguración del PIB impuesta por Bruselas para decir que han reducido el déficit y la deuda, cuando estas son iguales. Lo único que demuestra este episodio es lo absurdo y manipulador que es medir deuda y déficit en base al PIB del país, en vez de medirlo respecto a los ingresos del Estado.
Para Óscar Timón, Secretario de Política Económica del P-LIB, «todos estos incumplimientos y falsas promesas no nos deben extrañar, ya que para los conservadores la libertad económica sólo es uno de los muchos elementos que están dispuestos a usar o a desechar según convenga en cada momento con tal de conservar el poder«. «Los conservadores no llevan la Libertad en el ADN y por tanto no tienen reparo en pisotearla si esto sirve a sus intereses«, añade, argumentando que «desgraciadamente los liberales hemos caído una y otra vez en la misma esperanza, la esperanza de que liberalismo y conservadurismo pudieran ser compatibles, cuando en realidad lo que sí resulta muy compatible es conservadurismo y socialismo«.
«Los liberales libertarios le pedimos al gobierno que realice reformas, las mismas que le pedimos hace seis meses en pleno broteverdismo popular, y las mismas que debió haber emprendido nada más llegar al poder», concluye Timón, explicando que «esas medidas no son otras que la reducción del impuestos, la reducción de los gastos, la libertad en las relaciones laborales y la liberalización de toda la economía«.