El Partido Libertario (P-LIB) manifiesta su total disconformidad con la reciente aprobación de una iniciativa para regular los deberes escolares, aprobada por el Congreso de los Diputados a instancia del PSOE, y con el apoyo de Ciudadanos, Podemos y otras formaciones políticas. Una vez más, una de las más altas instituciones del Estado demuestra sin rubor su desprecio hacia las libertades individuales, inmiscuyéndose en este caso en algo tan personal como la educación de nuestros hijos.
Los libertarios consideramos que la educación debe ser elegida por los padres o tutores legales de cada alumno, entre una diversidad de modelos ofertados libremente por cada centro (incluyendo también la enseñanza en el hogar), según sus propias preferencias o convicciones. Los parlamentarios no tienen legitimidad para regular las actividades de los ciudadanos hasta en sus menores detalles, como si estos fueran incapaces de regir sus propias vidas.
Como sucede en cualquier otro campo, cualquier regulación llevada a cabo en el sector educativo servirá para limitar la libertad de elección de las personas. Esta clase de regulaciones está irremediablemente destinada a ir en contra de los intereses, necesidades, ideas o deseos de una gran parte de los ciudadanos, que tendrán que someterse a los criterios impuestos a la fuerza por el Estado. Pero en concreto, los libertarios pensamos que la educación de nuestros hijos es uno de los aspectos donde el control político tiene sus peores consecuencias. La existencia de familias que no pueden costear la educación de sus hijos no es una excusa válida para imponer una educación estatalizada: el P-LIB propone el sistema de cheque escolar, para que las familias sin recursos también puedan elegir libremente la educación que prefieren para sus hijos.
Pedro Romero, miembro del Comité Ejecutivo Federal del P-LIB, ha declarado en relación a esta cuestión: “Como padre de hijos en edad escolar, tengo claro que no todos nuestros hijos han de ser educados del mismo modo, que el Estado no ha de pretender que todos ellos sepan lo mismo y piensen de igual manera, y que se puede elegir entre un amplio abanico de formas de escolarizar adaptadas satisfactoriamente a las necesidades de cada cual». Y añade Romero: “Es tiempo de comprender que la educación no es asunto del Estado, como no lo es la alimentación. Si no pasamos hambre es gracias al mercado libre. Del mismo modo, si deseamos deshacernos de los problemas que padece nuestro sistema educativo debemos acudir al mercado libre, porque será también el que los resuelva definitivamente”.