Daniel Martínez: “Vladimir Putin amenaza gravemente la libertad y la seguridad mundiales”.
El Comité Ejecutivo Federal del Partido Libertario (P-LIB) condena enérgicamente la atroz agresión y ocupación perpetradas contra Ucrania por la dictadura rusa encabezada por Vladimir Putin. En estos momentos de máximo riesgo para la paz, la libertad y la seguridad de Europa y del mundo, y de peligro de muerte para millones de ucranianos, el Partido Libertario acusa al régimen ruso de violar flagrantemente y sin escrúpulos el principio de no agresión, el Derecho internacional y los derechos individuales más elementales. El P-LIB considera que el mundo occidental debe acudir en auxilio de Ucrania por todos los medios a su alcance, y apoya sin reservas cuantas medidas diplomáticas, económicas, tecnológicas y militares resulten necesarias para restablecer la plena independencia del país y la seguridad de sus ciudadanos.
El Partido Libertario considera inexcusable la respuesta lenta, tardía y tibia de la Unión Europea y del conjunto de Occidente ante este nuevo desafío de Putin, que debe ser el último. La cuestión no es dónde se va a detener Putin, sino dónde se le va a detener. Esto no va solo de Ucrania, sino de la libertad en todas sus vertientes y en todo el planeta. Antes de esta agresión, Moscú ya atacó a Georgia y a la propia Ucrania; y después de Ucrania vendrán nuevas agresiones. Peligran países como Moldavia o como nuestros socios y aliados de las repúblicas bálticas. El proyecto de Vladimir Putin es la restauración de una estructura política similar a la Unión Soviética, esta vez con una difusa ideología nacionalista y autoritaria que combina elementos de la extrema izquierda y de la extrema derecha, y de todo un bloque mundial de países bajo la fuerte influencia o el control directo de Rusia. Lo que Vladimir Putin está intentando es reactivar la Guerra Fría que la URSS perdió al implosionar, y restablecer un marco geopolítico basado en las “áreas de influencia” establecidas en la Conferencia de Yalta. Occidente no puede ni debe tolerar bajo ningún concepto esa involución del marco de relaciones internacionales. Los países tienen el derecho de escoger sus alianzas comerciales y militares, y Rusia no puede impedir que elijan Occidente.
Los modelos sociales y de gobernanza política y económica que Rusia esparce allá donde influye resultan absolutamente incompatibles con la libertad y repugnan por ello a los libertarios. La injerencia constante de Rusia en Occidente, en sus procesos políticos y electorales y en su modelo energético, junto a sus incursiones constantes en el espacio aéreo de varios países, son una lacra que padecemos desde hace demasiado tiempo y ante la que no hemos actuado con la suficiente firmeza. La temeraria dependencia energética de una parte de Europa y la connivencia de importantes mandatarios europeos con el régimen oligárquico de Putin están en el origen del chantaje constante a nuestros países. Esto debe terminar de forma inmediata. Las políticas de “apaciguamiento” no funcionaron en el pasado frente a personajes similares a Vladimir Putin, y ha sido necesaria la tragedia de Ucrania para que Occidente comprenda por fin que tampoco funcionan con él. Es el momento de la más absoluta firmeza frente a este tirano y su régimen de terror interno y externo. Hoy nuestros pensamientos están con los ciudadanos de Ucrania, sometidos al horror de la guerra por un déspota comparable ya a los peores que ha conocido la Humanidad, pero lo están también con los millones de rusos que no soportan más la dictadura y, entre ellos, nuestros compañeros del Partido Libertario de Rusia.
El P-LIB pide a España proactividad y contundencia en el apoyo a Ucrania, frente a una política exterior meramente seguidista de la que realizan nuestros socios. España debe estar junto a Polonia, Lituania, Estonia y Letonia, y no junto a aquellos socios europeos que han frenado y dificultado una respuesta coordinada a la altura del desafío de Putin. En las terribles circunstancias que se avecinan, España debe ser tierra de acogida para los refugiados ucranianos, y los libertarios exigimos una política de fronteras abiertas hacia ellos. Pero además y principalmente, dentro de los compromisos firmados por nuestro país, y especialmente en el marco del artículo cuarto del Tratado del Atlántico Norte, debemos contribuir de manera efectiva a la seguridad y la integridad territorial de nuestros aliados. La respuesta mediante sanciones, que deben ser extremas por su dureza y por la amplitud de sus destinatarios en el Estado ruso, es, sin embargo, insuficiente. Ucrania debe ser ayudada a defenderse de la invasión y de la destrucción y el terror que siembra a su paso la potencia agresora. En virtud del principio libertario de no agresión, entendemos absolutamente justificado el apoyo a la víctima de la misma, que en este caso es la sociedad ucraniana. Por ello, consideramos que nuestro país debe sumarse a la alianza entre Polonia, Gran Bretaña y la propia Ucrania para prestar a esta última el socorro que resulte posible para repeler la agresión, expulsar a los invasores y restablecer la plena soberanía del país.
Los libertarios creemos en el derecho de autodeterminación con base en el individuo, magistralmente enunciado por Ludwig von Mises, y por ello comprendemos que la población de determinados territorios de un país desee cambiar la adscripción estatal de los mismos o proceder a la secesión, pero esos procesos requieren un largo proceso deliberativo, consultas realizadas conforme a los estándares electorales básicos y bajo observación internacional efectiva, libertad real de campaña de las dos posiciones enfrentadas, y la ejecución de todo el proceso y del eventual plebiscito en condiciones de paz y no bajo ocupación militar. Ni el referéndum de Crimea de 2014 ni la reciente proclamación de la independencia de Lujansk y Donetsk responden, ni remotamente, a esos estándares democráticos mínimos para ser tenidos en cuenta.
El Partido Libertario, que siempre ha tenido una especial sensibilidad hacia las familias españolas varadas en Ucrania por la inexplicable hostilidad de nuestro país hacia la gestación subrogada, exige al ministro de Asuntos Exteriores el inmediato traslado a España de las gestantes por acuerdo libre con parejas españolas, y cuantas otras medidas resulten necesarias para asegurar la vida y la libertad de estas personas y de los padres y madres por gestación que aún se encuentren en territorio ucraniano.
El P-LIB condena las posiciones falsamente pacifistas de algunos elementos de la extrema izquierda y de la extrema derecha españolas ante la crisis actual. Igualmente, el Partido Libertario rechaza con particular indignación las posiciones falsamente libertarias que pretenden asociar nuestras ideas con el servil apoyo a Vladimir Putin de la Alt-Right y otros movimientos, claramente impulsados y alimentados por el régimen ruso desde hace ya bastantes años. En particular, el P-LIB expresa su repugnancia ante los elogios de Donald Trump al dictador Putin el mismo día antes de la invasión, que ponen de manifiesto nuevamente la estrecha conexión de ambos políticos, que algún día la Historia habrá de esclarecer y juzgar.
La Rusia de Putin ha rebasado todas las líneas políticamente aceptables. La brutal agresión a Ucrania debe desembocar en el fin del régimen autoritario, nacionalista y oligárquico de Vladimir Putin, con el procesamiento del tirano y de sus secuaces por la Justicia internacional, y con una disminución radical del poderío militar ruso, que es hoy, obviamente, una amenaza insoportable para el sistema económico capitalista y para el sistema político de gobernanza pluralista mediante procesos electorales libres. La inmensa mayoría de los seres humanos aspiran a vivir en ese doble sistema, y no en regímenes autocráticos y empobrecedores como el de Rusia, y cuando pueden hacen que sus países se unan a Occidente, como pasó en Ucrania, o terminan exiliándose para alcanzar la Libertad que tiranos como Putin les niegan.
Daniel Martínez, Presidente del Partido Libertario, ha declarado hoy que “Vladimir Putin amenaza gravemente la libertad y la seguridad mundiales, y ha llegado el momento de frenarle definitivamente”.
Ucrania no nos es ajena. Solo es la línea del frente del conflicto entre modelos de sociedad, conflicto en el que estamos inmersos ya, queramos o no. El modelo occidental, enormemente mejorable, pero más respetuoso de la libertad individual que cualquier otro pasado o actual, debe prevalecer cueste lo que cueste. Aspiramos por supuesto a la paz, pero no al precio de sacrificar la libertad. Sabemos que, además, siempre es inútil pagar por la paz con la moneda de la libertad. Ha llegado el momento de defendernos. Estamos con Ucrania y con la libertad.
¡Viva Ucrania libre!