El P-LIB desconfía de la propuesta de medidas anti-corrupción por parte del Partido Popular. Es una propuesta hecha a golpe de encuesta, porque el PP sabe que el caso Gürtel y otros le han dañado tanto como para ser incapaz de despegarse con fuerza del PSOE a pesar de su pésima gestión de la crisis. En circunstancias normales, una gestión como la de Zapatero habría generado un camino de rosas para el principal partido de la Oposición, y si eso no es así se debe a factores como la total falta de carisma de Mariano Rajoy, la nula capacidad del PP de presentar una alternativa política completa que proponga a los ciudadanos un auténtico cambio de paradigma, y desde luego la erosión enorme que ha sufrido el PP por la extrema corrupción que existe en su seno. Lo que los ciudadanos demandan al PP no es el camino fácil de exigir ahora (¡ahora!) medidas como el endurecimiento de las penas a los corruptos. Lo que demandan es una limpieza total y absoluta de ese partido, lo cual seguramente implicaría un cambio generalizado en la alta dirección del mismo. Como eso no se va a producir, la credibilidad de las medidas que ahora se saca Rajoy de la chistera es sencillamente nula.
La única estrategia seria y eficaz para reducir la corrupción es la que el P-LIB viene promoviendo desde hace meses: reducir drásticamente el poder y la discrecionalidad de las administraciones públicas, devolviendo a los ciudadanos la libre decisión en cientos de casos y circunstancias que hoy requieren permisos y licencias de algún político o funcionario potencialmente corrompible. Esto es especialmente claro en las cuestiones de urbanismo, para las que hacen falta reglas claras y concisas sin margen a la interpretación ni a la discrecionalidad.