Ante el agravamiento de la salud de Aminatu Haidar y ante las peripecias rocambolescas que está provocando la pésima gestión del caso por las autoridades españolas, el Partido de la Libertad Individual (P-LIB) reclama el más escrupuloso respeto a la voluntad soberana e inalienable de la activista saharaui. Su derecho a continuar con la huelga de hambre si así lo desea, y a no ser alimentada a la fuerza ni siquiera cuando pierda la consciencia, si así lo deja ordenado a sus abogados, está por encima de cualquier otra consideración tanto humanitaria como política. El P-LIB deplora la brusquedad de la comisión judicial que ayer visitó a Haidar en el aeropuerto de Guacimeta y advierte contra el creciente peligro de que el gobierno español presione a la administración de Justicia para alimentar forzosamente a la señora Haidar, cometiendo así una nueva violación de sus derechos fundamentales.
El P-LIB condena sin paliativos la burda maniobra por la cual el gobierno español intentó el viernes «colar» a Haidar en el Sáhara Occidental ocupado sin haber garantizado previamente la aceptación de esta solución por parte de la potencia ocupante. Ese episodio ha quedado inscrito ya como uno de los mayores ridículos de nuestra torpe diplomacia en lo relacionado con el Sáhara Occidental, y debe provocar una exigente depuración de responsabilidades en el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. Debemos recordar que España, incomprensiblemente, aceptó recibir en nuestro territorio a una ciudadana ilegalmente despojada de su pasaporte por el régimen marroquí e ilegalmente deportada. La complicidad de Exteriores con Rabat fue manifiesta y ha provocado un grave incidente que ahora Madrid no sabe resolver.
Pero el principal culpable de lo sucedido es, desde luego, el régimen dictatorial de Marruecos. Ha sido el régimen marroquí el que ha convertido el caso Haidar en un nuevo tour de force entre ambos países, y una vez más parece que va a ganar el pulso. El P-LIB exige la inmediata llamada a consultas del embajador de España en Rabat, la expulsión de su homólogo marroquí y la congelación de las relaciones entre España y Marruecos hasta que se produzca una solución satisfactoria al caso Haidar. España lleva más de tres décadas soportando la coacción marroquí y en esta ocasión debe demostrar que tiene la fuerza necesaria para condicionar el comportamiento de Rabat, y no al revés. Esta vez debemos ser nosotros quienes torzamos la voluntad de la dictadura alauí y no a la inversa. España puede y debe obligar al régimen de Mohamed VI a restituir sin más la situación previa al secuestro y deportación de Haidar. Para ello debe implicar a la Unión Europea y a la comunidad internacional, y adoptar cuantas medidas de presión resulten necesarias con la más absoluta contundencia. Más allá del caso Haidar, lo que está en juego es la dignidad de nuestras instituciones o la continuidad del ridículo pero efectivo y constante chantaje marroquí.
El P-LIB reitera su reivindicación de una descolonización democrática del Sáhara Occidental y su exigencia de que España asuma la responsabilidad que tiene en la cuestión como potencia administradora en el momento de la ilegal ocupación marroquí del territorio en 1975.