Acuerdo de Copenhague

La cumbre de Copenhague ha concluido con un acuerdo de mínimos que no satisface realmente a casi nadie. Es notable el boicot político de un puñado de países neocomunistas de la órbita de Caracas, incluida la propia Venzuela.

El P-LIB considera importante la adopción de medidas que garanticen la conservación del medio ambiente para las generaciones futuras, y propone soluciones relacionadas con la asignación de derechos de propiedad sobre los recursos naturales, ya que cuando éstos carecen de propietario suelen terminar destruidos. La afirmación de Zapatero en Copenhague («la Tierra no es de nadie, sólo del viento») es una versión poética del mito colectivista según el cual aquello que no es de nadie es de todos. Pero la realidad es tozuda: lo que no tiene dueño carece de protección. Hoy los medios tecnológicos permiten asignar derechos de propiedad sobre infinidad de recursos, y con la propiedad se transfiere la correspondiente responsabilidad.

El P-LIB considera que la introducción de energías renovables como alternativa a los combustibles fósiles redundará en beneficio no sólo del medio ambiente sino también de la normalización geopolítica frente al chantaje de determinados países a Occidente y a la comunidad internacional en su conjunto. El P-LIB considera necesario que las medidas de protección del medio ambiente no se conviertan en excusa para el incremento descontrolado del poder de los Estados sobre la economía y sobre la sociedad civil. Por otro lado, resulta muy necesario despolitizar los estudios científicos sobre el calentamiento global.

P-LIB

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