No a la reforma bancaria de Obama

El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) considera demagógico y populista el anuncio por parte del presidente Obama de una reforma del sistema financiero estadounidense, destinada en teoría a evitar crisis futuras. El anuncio se inscribe en la fuerte caída de popularidad tanto del presidente como de la banca. Atacando a ésta, Obama pretende recuperar el favor de una parte de la población. Los modales empleados y el tono agresivo contra el sector financiero están completamente fuera de lugar en el jefe de estado y de gobierno de un país. La frase “si estos tipos quieren pelear, es una pelea que estoy listo a dar” muestra el verdadero talante estatalista y oportunista del presidente estadounidense, que pretende fortalecer su autoridad y determinación ante el claro riesgo de no poder cumplir con su agenda política.
 
Siguiendo los consejos de Paul Volcker (Presidente de la Junta Consultiva de Recuperación Económica y ex presidente de la Reserva Federal), la propuesta pretende restringir el tamaño y alcance de las instituciones financieras para frenar los excesos y proteger a los contribuyentes. Las declaraciones de Obama en estas últimas jornadas se suman a la reciente propuesta del “Impuesto de Responsabilidad sobre la Crisis Financiera” (Financial Crisis Responsability Fee) con el que Obama pretende que los bancos devuelvan el dinero recibido de los rescates, para recaudar un monto de ciento diecisiete mil millones de dólares. En realidad, los contribuyentes no tenían por qué haber pagado el mal funcionamiento de determinados bancos, y los rescates son siempre injustos e ilegítimos, constituyendo un motivo razonable para considerar la insumisión fiscal.
 
Aún no se conocen las medidas exactas que se tomaría en caso de ser aprobado por el Congreso, pero resulta evidente que Obama, tras hacer un diagnósticio parcialmente correct de parte de los problemas financieros, pretende aprovecharse de éstos para recabar apoyo popular de cara a una escandalosa regulación financiera, que probablemente no tendrá precedentes por su profundidad y por su grado de estatalización de los servicios bancarios.
 
El P-LIB entiende que la «regla Volcker” en la que se basa la nueva política de Obama sobre los servicios bancarios y financieros es un espejismo para hacer creer a la opinión pública que el sistema financiero (que actualmente está tremendamente intervenido) sufre de “exceso de libertad” y puede arreglarse mediante una intervención aún mayor o mediante nuevos y draconianos impuestos, los cuales sólo repercutirán al final en el consumidor de estos servicios, es decir, en el ciudadano de a pie.
 
El P-LIB denuncia esta política populista y los anuncios inconcretos que la acompañan, defendiendo y abogando en cambio por una reforma real del sistema financiero. Esa reforma no se hace con más intervencionismo sino liberalizando la banca, desnacionalizando la moneda y exigiendo un coeficiente de caja del cien por cien al sistema bancario. No es verdad, como denuncia Obama, que haya demasiados bancos. En realidad falta competencia entre entidades, y faltan oportunidades de que surjan nuevas entidades más pequeñas que puedan competir con las grandes en beneficio del consumidor. Y no es legítimo que el Estado intervenga en este sector para regular el tamaño de las entidades ni. mucho menos, para salvar con dinero del contribuyente a aquellas que funcionen mal o quiebren.

El P-LIB lamenta el rápido aplauso de varios líderes colectivistas europeos a las medidas de Obama, y teme que la Unión Europea bajo presidencia española pueda adoptar medidas de alta intervención en la economía y en la banca.

Para salir de la crisis, hace falta más libertad económica

 

P-LIB

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