El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) considera inútil y extremadamente costoso el mecanismo aprobado ayer lunes de madrugada por los ministros de Economía de la Unión Europea. Se trata de un nuevo atentado contra la economía libre y contra los intereses individuales de los contribuyentes, que deberán sufragar un fondo común cuyo coste inicial ya asciende nada menos que a tres cuartos de billón de euros. El P-LIB considera contrario a la ética más elemental que esa cantidad, procedente de la exacción fiscal a los ciudadanos de Europa, vaya a destinarse de forma sistemática a comprar la mala deuda pública emitida por los Estados miembros, y adquiriéndola además en condiciones deplorables y sin garantías reales de retorno.
Aportar más y más dinero a los Estados, manipulando para ello la economía auténtica y exigiendo a los ciudadanos un esfuerzo fiscal aún mayor no servirá para salir de la crisis a la que nos han conducido precisamente las políticas de expansión crediticia irresponsable y sin freno. El mecanismo del «quantitative easing» del Banco Central Europeo supone de hecho la compra de deuda con dinero creado de la nada. España es el país peor situado para soportar los efectos de esta medida, entre los que muy probablemente se producirá un encarecimiento sustancial de las hipotecas. Además el plan de ajuste de España (y también el de Portugal) se queda cortísimo y no aborda la imprescindible reducción del Estado y de su plantilla.
En cualquier caso, las decisiones del Ecofin ponen de manifiesto el desastre en el que ha desembocado toda una época de políticas económicas keynesianas extremadamente irresponsables, cuya cara visible es Grecia pero cuya extensión ha alcanzado al conjunto de Europa. Los Estados europeos necesitan medidas extraordinarias, pero no para endeudarse aún más, hipotecando el futuro de sus ciudadanos durante generaciones; sino para reducir su propio volumen y su coste al mínimo imprescindible y para liberalizar profundamente sus economías devolviendo a la sociedad civil el pleno control de las mismas. Cualquier ventaja a corto plazo en los indicadores de los mercados de valores o en el cambio del euro será un mero maquillaje del problema de fondo, que además se verá agravado por las medidas que ha tomado el Ecofin. Ese problema es la extrema irresponsabilidad fiscal de los Estados de la Eurozona y su perseverancia contra viento y marea en el error de la hipertrofia estatal.
El P-LIB sí quiere blindar el euro porque considera que la gente tiene derecho a una moneda estable y segura, pero nuestro blindaje no consiste en trasvasar dinero de los contribuyentes a los Estados mal gestionados, sino en anclar la moneda común al valor objetivo del patrón oro, con la garantía de reservas equivalentes por parte del Banco Central Europeo, todo ello como primer paso hacia una futura reforma profunda que elimine a nivel internacional el monopolio estatal sobre la emisión monetaria, siempre en condiciones de no fraccionalidad y de sujeción a las reservas equivalentes. Las decisiones del Ecofin no son, como están proclamando a los cuatro vientos sus partidarios conservadores y socialdemócratas, «un golpe de la democracia a los mercados», sino un nuevo y brutal ataque de los Estados a la libertad individual y a la propiedad privada.