El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) no comparte la reforma laboral aprobada ayer por el Congreso de los Diputados. Es una reforma escasa que se ha basado esencialmente en el despido, pero sin dejar suficientemente claras las causas del mismo que comenzarán ahora a ser de aplicación. Es un grave error trasladar a los jueces la responsabilidad sobre la legitimidad o no de cada caso de despido. Los jueces están para aplicar con rigor leyes claras y simples, no para hacer el papel que los legisladores no se atreven a desempeñar. Por otro lado, la cuestión de la cantidad de días de indemnización no debería depender de ninguna ley, sino de las condiciones pactadas en cada caso y, sobre todo, de los montos acumulados en las cuentas individualizadas de capitalización para esa contingencia, cuentas que deberían recibir una parte sustancial de las cantidades actualmente cotizadas por las empresas a pozo sin fondo del Estado. Es lamentable que el debate iniciado, curiosamente, por Comisiones Obreras sobre el sistema austriaco hace unos meses haya terminado en nada.
El P-LIB aboga por la sustitución de nuestro sistema sociolaboral por uno basado en la responsabilidad de cada individuo y en la propiedad de lo cotizado, que debe retornar fundamentalmente al trabajador en cuestión (de la misma manera que proponemos para el sistema de pensiones). El P-LIB reclama el fin de la sujeción obligatoria a negociación colectiva, la no financiación pública de los sindicatos, la abolición de los piquetes y la contratación libre, que implica igualmente el derecho unilateral a romper la relación laboral por parte tanto de los trabajadores como de los empleadores, ateniéndose en cualquier caso a las condiciones pactadas en su contrato privado.