El P-LIB considera que la amplia crisis de Gobierno anunciada hoy por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero pone en evidencia la pésima calidad del Ejecutivo que hasta ahora ha dirigido los destinos del país. El refuerzo de Alfredo Pérez Rubalcaba y la incorporación de Ramón Jáuregui son un guiño a los barones del PSOE que llevan tiempo reclamando una «vuelta al redil» ortodoxo de un Gobierno que se había desbocado, y forma parte de esa misma reconducción el acierto de eliminar por fin los ministerios inverosímiles de Igualdad y Vivienda. Al premiar a Rosa Aguilar con una cartera ministerial que debería haber desaparecido se cierra el ciclo de absorción del sector moderado de IU, abierto en día con la escalada de Diego López Garrido.
Mucho más preocupante es la decisión de colocar al frente de Trabajo a un sindicalista convencido, y la de asignar una cartera ministerial a un personaje de tan escasa entidad y preparación como Leire Pajín. La pésima gestión de Moratinos al frente de Exteriores parece no haber hecho a Zapatero aprender ninguna lección, ya que coloca ahora en el Palacio de Santa Cruz a Trinidad Jiménez, lo que sólo puede calificarse de continuismo. El P-LIB celebra en cualquier caso el cese del peor ministro de Exteriores de la democracia, cuya dimisión hemos venido solicitando por su desastrosa gestión de las relaciones con Venezuela y por su juego indigno con el destino de los disidentes y presos políticos cubanos.
En general, la remodelación del Gabinete es claramente un intento de Zapatero por cambiar el rumbo de colisión segura que lleva el gobierno y su partido, con unas encuestas que pronostican una auténtica catástrofe para los socialistas. Sin embargo, no implica por desgracia el necesario cambio de rumbo en la gestión de la crisis económica, como se ha visto con la aprobación de unos Presupuestos Generales absolutamente inadecuados para la magnitud de la misma, y con la continuidad, precisamente, de la titular de Economía.