Mariano Rajoy afirmó ayer en Tarragona que sobra «la mitad de la mitad» de las empresas públicas. El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) considera que no sobra sólo ese 25 % de las empresas públicas, sino todas o casi todas. No corresponde al Estado ejercer de empresario. Cuando lo hace, lo hace mal y por ello las empresas públicas españolas tienen una deuda conjunta equivalente a nada menos que el 5 % de nuestro PIB. Hay cerca de cuatro mil empresas públicas y el destino de todas ellas debe ser transitar hacia su privatización total o hacia su desaparición. Son empresas atípicas que no obedecen al riesgo de capital por parte de nadie, sino al cómodo uso del dinero de nuestros impuestos para financiarlas. Son, además, empresas que generalmente viven de monopolios injustos que el Estado a cualquiera de sus niveles territoriales ha legalizado, o incluso de hacerle a las empresas normales una competencia obviamente desleal. Se puede discutir cuál es el plazo de la transición en cada caso particular, pero el objetivo final de cualquier liberal debería ser eliminar toda actividad empresarial del Estado. Una vez más Mariano Rajoy ha dejado patente que ni es liberal ni aspira a serlo algún día.