DERROTA DE OBAMA
El P-LIB celebra que el electorado estadounidense haya aplicado un serio correctivo a la deriva política del presidente Obama, que ha sufrido esta madrugada una fortísima derrota. Los ciudadanos han hecho patente su hartazgo frente a la política de ampliación del tamaño, del coste y de la capacidad coercitiva del Estado. Barack Obama debe escuchar el clamor de su país y reconducir su política, porque la gran mayoría ha hablado y su mensaje es nítido: no está dispuesta a permitir que se sacrifique las libertades, ni a convertir al Estado en un gran croupier de la economía, autorizado a tomar indiscriminadamente el dinero de todos para gastarlo a su criterio, por altos que sean los fines que declare al hacerlo.
TEA PARTY
El P-LIB considera muy distorsionada la información que llega a España sobre el movimiento Tea Party, y considera necesario arrojar algo de luz al respecto. El Tea Party nació como un movimiento ciudadano espontáneo, constituido por personas de diversas tendencias políticas que se organizaron contra los intentos desmesurados del presidente Obama por agrandar el Estado, constreñir el ejercicio de las libertades y aumentar la carga tributaria de los individuos y de las empresas. El P-LIB apoya esos mismos objetivos y ha seguido con simpatía buena parte de la trayectoria de este movimiento cívico, que ha obtenido un éxito considerable mediante diversas candidaturas presentadas a través del Partido Republicano. Es injusta la presentación reiterada del Tea Party en los medios españoles como una organización «ultra», «extremista» o incluso «de extrema derecha». El Tea Party aboga por los derechos del individuo y se opone al totalitarismo de cualquier signo. Los medios españoles y europeos que vierten esos calificativos sobre el Tea Party intentan desacreditarlo porque implica un cuestionamiento fuerte y desacomplejado del Estado del Bienestar, crucial para esos medios. Hacer pasar por extrema derecha al movimiento es una manipulación torticera de la realidad. Sin embargo, también es cierto que en los últimos meses se ha observado un peligroso escoramiento del Tea Party desde sus posiciones originales (libertarias y liberales clásicas) hacia posiciones conservadoras. El P-LIB lamenta profundamente que se haya producido esa deriva, debida fundamentalmente al aprovechamiento oportunista y de última hora que han hecho los conservadores (con Sarah Palin a la cabeza), succionando el movimiento Tea Party, haciéndose con su imagen y su proyección social y reorientándolo a sus fines. Lo que unía al Tea Party era el discurso económico contra el hiperestado y la pasión por la libertad personal. Al verse colonizado por el rancio conservadurismo moralista, el movimiento ha incorporado mensajes tradicionalistas y hasta creacionistas, así como mensajes contrarios a la libertad individual en algunos temas y por parte de algunos de sus portavoces. Es deseable pero improbable que este movimiento se desprenda de sus colonos conservadores y retorne a su origen libertario.
CRISIS DEL MODELO BIPARTIDISTA
Las elecciones de ayer y el fenómeno del Tea Party ponen de manifiesto que en Estados Unidos, como en España, ha entrado en crisis el modelo político basado en una amplia división en sólo dos grandes campos ideológicos apenas definidos. Los sectores libertarios del Tea Party deberían reorganizarse ahora en torno a un candidato propio, genuinamente afín a su forma de pensar, alejado del conservadurismo y capaz de convencer a la ciudadanía de la superioridad de la libertad frente al hiperestado. Ron Paul reúne esas condiciones, pero hay otros políticos en ascenso que también representan los valores del individualismo político. La complejidad del sistema electoral estadounidense puede justificar que esto se haga desde la plataforma que brinda el Partido Republicano, si se consigue ganar las primarias. Pero el objetivo a largo plazo debería ser la emersión de un tercer partido viable y fuerte, nítidamente definido en torno al libertarismo. La situación política revelada por las elecciones de ayer hace más posible que nunca la apuesta por ese tercer partido que cambie definitivamente el esquema partitario estadounidense para que deje de ser un confuso juego a dos. Tal vez sea posible recuperar para ello la organización histórica y dignísima del Partido Libertario (Libertarian Party). En todo el planeta, los amantes de la libertad en todo, sin concesiones al antiliberalismo «de izquierdas» pero tampoco al «de derechas», se ven frustrados una y otra vez por el resultado de sus alianzas a corto plazo con otros sectores ideológicos, y por lo tanto resulta esencial generar una percepción diferenciada del liberalismo libertario como una opción distinta de las demás. Toda alianza es posible pero sólo será realmente útil si se hace desde una clara diferenciación.
MARIHUANA
Por último, el P-LIB lamenta que no se haya aprobado en California la despenalización de la marihuana. El resultado ha sido ajustado y confirma una tendencia hacia la plena conciencia social de la necesidad de acabar con una prohibición injusta, costosa, nociva y generadora de delincuencia. Pero lo grave es la cuestión de fondo: ¿puede someterse a votación de toda la población lo que en realidad es una decisión individual? La democracia es el sistema ideal para la toma de decisiones colectivas, pero producir, consumir, comprar o vender cualquier sustancia es una decisión individual, no colectiva. El P-LIB considera necesario un cambio de paradigma social que resitúe la soberana voluntad del individuo como principio rector en todo aquello que no afecte de forma directa y contrastable a terceros.