El Partido de la Libertad Individual (P-LIB), que se opuso en su día al rescate griego con el dinero de todos los contribuyentes europeos, expresa igualmente su rechazo al rescate de Irlanda con cargo a los fondos públicos del resto del continente, solicitado ayer formalmente.
Frente a la quiebra de un sistema bancario y de una economía nacional, cabe en primer lugar reconocer ante la ciudadanía la situación y asumir las gravísimas responsabilidades políticas que implica , cosa que las autoridades irlandesas no han hecho. Y a continuación, es preciso establecer un durísimo plan de ajuste que probablemente debe ir mucho más allá del anunciado por Dublín, y que debe basarse, más que en la subida de impuestos, en la venta de activos (incluyendo todas las empresas públicas que alguien quiera comprar) para pagar las deudas. La eventual subida de impuestos debe minimizarse y tener un carácter temporal, pero en realidad hay que esforzarse por evitarla y, como mucho, circunscribirla a los impuestos indirectos. Los compromisos adquiridos por el Estado, principalmente las pensiones de jubilación, deben cumplirse sin aprovechar esta coyuntura para alterar sus condiciones. El grueso del dinero necesario debe salir de una reducción sin precedentes del Estado, de su coste y de su plantilla, privatizando todos los servicios posibles y eliminando cientos de actividades superfluas e innecesarias de las administraciones públicas. Por último, la atracción de capitales internacionales mediante una sólida política de baja fiscalidad es una estrategia eficiente y viable, en la cual precisamente Irlanda se ha destacado.
Rescatar Irlanda con más deuda y con una subida generalizada de los impuestos a los irlandeses es un error grave, ya que lo primero pone en riesgo al resto de Europa sin resolver el problema de fondo, y lo segundo estrangula y asfixia la actividad económica en la isla, dificultando la creación de empresas que el país necesita.
El P-LIB expresa su preocupación por la cadena de rescates emprendida desde Bruselas, cuyo siguiente eslabón parece claramente Portugal, cuya economía está fuertemente entrelazada con la española. Un eventual rescate de España, aunque difícil por el monto necesario, parece cada vez menos alejado. El P-LIB llama al gobierno español a evitarlo mediante la adopción de medidas urgentes que produzcan una liberalización acelerada de la economía y una reducción drástica e inmediata del peso de las administraciones públicas.