El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) coincide a grandes líneas con los argumentos expuestos el pasado día 23 por el Foro de la Industria Nuclear Española, y particularmente con su afimación de que «En España, donde existe una dependencia de los combustibles fósiles superior a la media de la UE y un compromiso de poner freno a las emisiones contaminantes, es imprescindible contar con una fuente de energía que produce alrededor del 18% de la electricidad sin contaminar la atmósfera». El P-LIB recoge en el punto 8.2 de su Programa Político Marco una posición de claro apoyo a la energía nuclear en nuestro país. El programa del P-LIB afirma que «ante la necesidad de evitar daños constantes al medio ambiente y ante nuestra peligrosa dependencia de combustibles fósiles producidos por regímenes hostiles a Occidente, apostamos por la energía nuclear bajo estrictas condiciones de producción. Entendemos que es el sistema más barato y ecológico de producción de energía siempre que no ocurran accidentes. Evitarlos y tratar correctamente los residuos, así como continuar investigando en el camino hacia la fusión, son los retos que debemos acometer en la actualidad».
La drástica subida del recibo de la luz, decretada ayer por el gobierno en lo que sólo puede calificarse de una nueva vuelta de tuerca al bolsillo de los ciudadanos, pone nuevamente de manifiesto la urgente necesidad de cambiar la política energética española apostando sin reservas (y siempre con la máxima atención a la seguridad) por la energía nuclear. La política antinuclear de Zapatero se debe a motivos puramente ideológicos o, tal vez, a sus compromisos inconfesables con países no precisamente democráticos que producen otros tipos de energía. Por culpa de esa política (entre otros factores), los ciudadanos han soportado un incremento fortísimo de su gasto en energía a lo largo de los últimos años.
En el fondo, son las empresas de energía las que deben decidir cómo producirla dentro de las opciones que la ley marque. Es absurdo que el Estado admita la energía nuclear pero a continuación se inmiscuya en el sector para dictar qué porcentaje de energía debe provenir de esa fuente, prohibir la construcción de centrales nuevas o recortar la vida útil de las existentes. El P-LIB promueve una liberalización profunda del sector energético.