El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) en la Comunidad Valenciana expresa su más profundo rechazo a las últimas actuaciones del gobierno del Partido Popular en esta comunidad que, siendo una de las más endeudadas, ha sido también una de las que más dinero han malgastado en proyectos faraónicos y dudosamente rentables, como el aeropuerto de Castellón, que se ha inaugurado a bombo y platillo estos días. Un gasto innecesario que además se abre con una clara pretensión electoral, pues las instalaciones no son operativas por el momento.
Si bien los ciudadanos de Castellón y de toda la comunidad merecen las mejores infraestructuras posibles, no es en absoluto admisible el despilfarro que se ha llevado a cabo para esta obra, máxime cuando la Comunidad Valenciana y su gobierno tienen una media de pago a proveedores de más de dos años, con empresas públicas quebradas o suministradores que han dejado de prestar el servicio (como es el caso de Correos) por falta de pago.
Nos parece una desfachatez que nuestros representantes aparezcan en los medios de comunicación ufanándose de unos logros que no son tales y haciendo gala del despilfarro que han perpetrado para inaugurar unas instalaciones que no funcionan, todo ello en busca de publicidad. Son además unos representantes que, a día de hoy, siguen manchados por la sospecha de la corrupción. El P-LIB es un profundo defensor de la presunción de inocencia, y por lo tanto considera inocentes a cuantos no han sido condenados. Pero somos también radicalmente contrarios a la corrupción de la vida pública. Por ello, si el Partido Popular y el PSOE también son lo son, como dicen constantemente, reclamamos que expliquen las denuncias que han presentado para intentar prohibir las manifestaciones anticorrupción.
Finalmente, hace falta un profundo cambio en las estructuras políticas. Obras e infraestructuras aparecen ligadas en demasiadas ocasiones a corrupción y delincuencia. Aquello que debería realizarse en beneficio del ciudadano, se ejecuta en su perjuicio. El sistema castiga una y otra vez nuestros bolsillos y las maltrechas economías familiares para inagurar obras que no funcionan y para pagar prebendas.