El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) no concede el menor crédito al comunicado por el que la banda terrorista ETA notificó el pasado día 20 el «cese definitivo de su acción armada», comunicado que siempre puede revertirse, mientras no desaparezca por completo la organización, mediante otro que se apoye en los argumentos opuestos. Incluso después de una hipotética disolución de ETA, la aparición de facciones continuistas es un riesgo confirmado en situaciones similares.
Pese a todo, el P-LIB continúa exigiendo a ETA que se disuelva y proceda a la entrega voluntaria de sus integrantes, de su armamento y del dinero procedente de sus delitos. Nadie debe llamarse a engaño: ETA está extenuada y simplemente intenta revestir su abandono para terminar con decoro a los ojos de sus seguidores y para conseguir algunas migajas. Pero en estos momentos, la sociedad ni necesita ni debe hacer concesiones, ni tan siquiera formales.
El P-LIB discrepa de los mensajes emitidos a lo largo de esta última semana por el gobierno español, por el gobierno vasco y por los principales partidos políticos, y expresa su alerta respecto al riesgo de que bajen la guardia ante lo que bien podría ser una nueva estratagema de ETA. Instamos a todas las autoridades políticas concernidas a mantener la máxima vigilancia de los cuerpos y fuerzas de seguridad, al objeto de encontrar, detener y llevar ante la Justicia a los delincuentes. El P-LIB rechaza frontalmente cualquier contrapartida política por abandonar la acción criminal, y entiende que sólo en el terreno estrictamente judicial y penitenciario pueden producirse, caso por caso y dentro de los márgenes legales, gestos o actuaciones que faciliten o aceleren la definitiva desaparición de esta lacra. Anhelamos el momento en que la total y absoluta ausencia de terrorismo permita eliminar toda excepcionalidad en el marco de la administración de justicia.
En este momento consideramos particularmente importante reiterar nuestra solidaridad con todas las personas que han sufrido directa o indirectamente el zarpazo del terrorismo. Reivindicamos la plena soberanía del individuo como superior a cualquier otra y a las nociones colectivistas de patria y nación, sean cuales sean, por las cuales nunca es válido ni matar ni exigir a nadie que sacrifique su vida.