El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) manifiesta su oposición a la estrategia planteada por Francia y Alemania para permitir finalmente que el Banco Central Europeo compre deuda pública a gran escala. Lamentablemente, la situación financiera y fiscal de Europa ya ha llegado a una situación crítica de difícil retorno, y las soluciones planteadas tanto desde la Comisión Europea como mediante el acuerdo bilateral de “cooperación reforzada” entre Francia y Alemania, no harán más que agravar la situación que terminará con el colapso del sistema monetario de la Eurozona tarde o temprano. Ya sea a través de la compra de deuda masiva o de la emisión de eurobonos (aunque los autodenominen “bonos de élite”), el resultado a medio y largo plazo siempre implicará mayor deuda, inflación y disminución del poder adquisitivo de la ciudadanía europea. Además, la compra de deuda de los países en dificultades supone premiar el despilfarro y la irresponsabilidad costeada, en última instancia, por el ahorro futuro de la población activa.
La Comisión Europea y los líderes que tienen el poder de gestionar la política monetaria aún no han comprendido que toda política eurokeynesiana no hará más que prolongar la agonía de un mercado adicto a la deuda que no termina de reajustarse y adaptarse a la base real de ahorro de la población. Por tanto, las falsas soluciones propuestas son señales incorrectas a empresarios y consumidores, y el mercado permanecerá inestable y débil hasta que se deje de suministrar deuda y se permita el inevitablemente y doloroso proceso de reajuste, incluyendo las quiebras de entidades financieras y de Estados insolventes.
En este sentido, el Secretario de Política Económica del P-LIB, Leonardo Ravier, ha declarado que «lo que está en crisis es el estatismo nacional que ha manipulado la economía creando burbujas (en nuestro caso principalmente inmobiliarias); y el estatismo europeo que está creando organismos y políticas intervencionistas mediante ingentes cantidades de dinero creado de la nada para sostener la ilusión de progreso, estabilidad y riqueza que a largo plazo se transformarán, sin duda, en un retroceso considerable del nivel de vida europeo, inestabilidad económica y financiera por muchos años, y pobreza creciente para nuestros hijos y nietos».