El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) denuncia el descarado rodeo a las normas básicas de la Unión para inyectar sumas astronómicas de crédito a la banca comercial, en una disparatada barra libre de dinero recién impreso sin respaldo objetivo. Es un grave error más y no servirá para salvar el euro. En gran medida se regala ese dinero a los bancos a cambio de que se expongan aún más a la deuda soberana, carente de la credibilidad necesaria para poderla vender realmente en los mercados financieros. Esto constituye una pésima práctica que pone de manifiesto la nula voluntad europea de reformar la economía y señala, en cambio, la determinación de seguirla falseando y continuar aplazando los problemas al precio de agravarlos, haciendo crónica la enfermedad económica que padecemos.
El P-LIB apuesta por el refuerzo inmediato de los mecanismos que hasta ahora habían impedido al BCE incurrir en la compra directa o indirecta de deuda soberana. Pero, sobre todo, es necesario iniciar un proceso de reforma de las instituciones financieras continentales que establezca un crecimiento contenido de la masa monetaria hasta llegar a impedir por ley que exceda el dos o tres por ciento anual, como una de las medidas transitorias hacia el restablecimiento del patrón oro. Posteriormente, Europa debería abolir el propio BCE y permitir la libre emisión monetaria por parte de los bancos, siempre con la exigencia de respaldar plenamente sus emisiones.
Pero Europa parece resuelta a caminar en otra dirección. Resulta sintomático que el día anterior a la reciente cumbre de Bruselas, el BCE decidiera rebajar del 2 al 1 % el coeficiente de caja. A este paso, pronto no se exigirá encaje alguno y nuestra realidad económica será, ya sin tapujos, una ficción que cada vez resultará más difícil de hacer creer a la población. El P-LIB considera que Alemania y el conjunto de Europa han tirado la toalla, y que el BCE va a seguir los pasos peligrosos de la Fed. En estas condiciones, ya de poco nos sirve estar en el euro y sujetos a la disciplina económica marcada por Bruselas (factores que durante el anterior gobierno nos protegieron de una política monetaria aún peor si se hubiera gestionado desde Madrid). No abogamos necesariamente por la salida del euro, al menos no de forma inmediata, sobre todo si se promueve para recuperar la “soberanía monetaria” que algunos reclaman, es decir, para incurrir en desmanes aún mayores. España debe oponerse en Europa a las medidas en curso por parte del BCE, y exigir la contención de la masa monetaria y la transición descrita hacia la instauración de un patrón monetario objetivo. Pero, si la deriva hipermonetarista de Europa continúa, muy pronto llegará el momento en que debamos abogar por la salida del euro, siempre con el objetivo de alcanzar una moneda cuyo valor no dependa de decisiones políticas.
En este sentido, el Secretario de Política Económica del P-LIB, Leonardo Ravier, ha declarado hoy que “el pacto fiscal es inútil y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEE) es un organismo que dejará la economía en manos de burócratas sin sentido económico” por lo que “lo mejor que podría hacer España es ir considerando la posibilidad de prepararse para una salida voluntaria del eurosistema, siempre y cuando la restauración de la moneda propia se oriente a la indisoluble libertad bancaria con encaje pleno y patrón oro”. El P-LIB denuncia el enorme poder del MEE y la sospechosa inmunidad judicial que el tratado regulador garantiza a sus directivos.