El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) reitera su oposición al Acuerdo Comercial Anti-Falsificación (ACTA, por sus siglas en inglés) que el próximo mes de junio debatirá el Parlamento Europeo. El tratado se presenta como un instrumento jurídico más para la facilitación del libre comercio, pero en realidad responde a las presiones de los diversos grupos de interés decididos a imponer mecanismos de control sobre Internet, y, sobre todo, al deseo estatal de controlar la red. ACTA forma parte de la misma estrategia de leyes como la SOPA y la PIPA en los Estados Unidos, la ley Sinde-Wert en España o la HADOPI en Francia. Pero ACTA, por su rango de norma supranacional, constituye un corsé del que será muy difícil desembarazarse, y por ello es fundamental contar con el rechazo del Parlamento Europeo en junio.
El P-LIB sostiene que, tanto para quienes defienden como para quienes cuestionan la vigencia o la viabilidad de la propiedad intelectual en la era digital, las leyes hiperrestrictivas que los Estados están adoptando de forma coordinada frente a la espontaneidad de Internet constituyen un peligro muy grave de regresión a etapas superadas de control estatal de la acción de las personas. La lógica jurídica subyacente en toda esta oleada de legislación liberticida es tan preocupante como errada, al considerar que la instantaneidad de la comunicación en la red justifica recortes en las garantías jurídicas, en el debido proceso o en la tutela judicial, pilares fundamentales para la protección de bienes jurídicos superiores a los que se pretende proteger con estas leyes. Esta escuela pseudojurídica al servicio del más feroz estatalismo parte de una visión de Internet como un enemigo a batir, pues permite a los individuos cotas de libertad personal y empresarial nunca antes alcanzadas, facilitando su interacción directa, completamente descoordinada y al margen de toda mediación forzada de los nodos de poder convencionales, así como de su confiscación. Pero son precisamente esas características las que hacen de Internet un avance grandioso y único en la historia humana. Las pesadillas que causa en sus enemigos coinciden con los mejores sueños de cuantos defendemos la libertad individual.
El P-LIB se opondrá por todos los medios a su alcance a ACTA y a las demás leyes liberticidas que pretenden imponer el control estatal de Internet. Al hacerlo, colaborará con cuantas organizaciones y plataformas convoquen movilizaciones o realicen acciones legales y pacíficas de denuncia, divulgación y presión. Sin embargo, lamentamos y rechazamos las acciones emprendidas recientemente por personas que decían actuar en nombre del colectivo Anonymous y que han revelado datos de carácter personal de diversos políticos y otros ciudadanos, lo que constituye una reprobable violación de los derechos inalienables de los afectados. El torrente de simpatía que Anonymous había logrado articular en nuestro país y en el resto del mundo, y al que sin duda se habían sumado muchos afiliados y simpatizantes del P-LIB, merece una actitud responsable por parte de esa organización. Sus acciones deberían ejercerse dentro del más estricto respeto a la soberanía y la intimidad de las personas, incluso cuando se trate de adversarios declarados, o de lo contrario quedarán como una vulgar banda propensa al linchamiento público, perdiendo así el apoyo social que persiguen y que hasta ahora siempre habían merecido. El P-LIB espera y desea que Anonymous recupere su estrategia previa en la defensa de una Internet libre, y no vuelva a incurrir en acciones de esta naturaleza.