El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) expresa mediante el presente comunicado su posición de indignado rechazo ante el rescate de España solicitado ayer por el gobierno español.
1. Esto es un rescate, no un crédito, y es peor que los anteriores porque las condiciones no son claras. En primer lugar, el P-LIB denuncia que el gobierno miente al decir que esto no es un rescate nacional. Lo es porque, como expresamente señala el comunicado del Eurogrupo, las reformas estructurales van a ser objeto de una supervisión constante y estrecha. Da igual que el dinero de un rescate vaya a los gastos corrientes del Estado y a pagar los servicios sociales quebrados, como en Grecia, o a salvar bancos, como en España: en ambos casos se trata de un rescate. En realidad, esto es peor que un rescate «a las claras» porque el control exterior no está orientado a objetivos concretos, transparentes y predefinidos. Llegado el rescate, mejor habría sido que éste se condicionara a un proceso claro de reformas pactadas. De Guindos vendió ayer esta inyección de dinero como un triunfo y como un no-rescate por no estar sujeta formalmente a condiciones macroeconómicas, pero esta es una mala noticia para los ciudadanos, ya que el súbito y gigantesco incremento de la deuda que el Estado acaba de contraer en su nombre ni siquiera se ve mínimamente compensado por la certidumbre de que se harán las reformas necesarias.
2. Esto es un rescate a España, no a la banca. El P-LIB denuncia también la manipulación del gobierno al intentar vender a la sociedad que este rescate es para la banca, tratando de obviar el hecho de que el dinero se presta al Estado español y es éste quien deberá devolverlo. El Estado se va a gastar los cien mil millones que ha pedido en nuestro nombre en rescatar bancos quebrados, confiando en que lo conseguirá y en que esas entidades podrán devolver al FROB las cantidades prestadas para que España, a su vez, pueda devolverlas a Europa. Pero eso es un ejercicio de optimismo muy irresponsable si tenemos en cuenta la trágica situación de nuestro sector financiero y las pobres perspectivas de negocio que nuestra economía le proporcionará durante los próximos años. Al final, es muy probable que una gran parte del crédito no pueda ser devuelta por los bancos y la asuma el Estado con el dinero de todos nosotros.
3. El gobierno nos ha endeudado hasta extremos insoportables. El P-LIB considera la aceptación de cien mil millones para gastárnoslos en salvar bancos como una enorme irresponsabilidad del gobierno. La cifra equivale nada menos que a un 10 % del PIB, y se suma a unos niveles de endeudamiento que ya eran de los más elevados del mundo (si se suma la deuda pública, privada y bancaria), aunque el indicador concreto del porcentaje de deuda pública sobre PIB fuera menos elevado que el de otros países europeos. Para salvar a una empresas que han quebrado por la mala gestión de los políticos (las cajas), el gobierno nos obliga a todos a asumir súbitamente una nueva deuda de más de dos mil euros por persona.
4. Esto es la antesala de más impuestos. El P-LIB advierte que un aumento tan significativo de la deuda no se podrá asumir sin nuevas subidas de impuestos directos e indirectos a corto o medio plazo. El gobierno que primero nos asfixió con una subida de impuestos que nos ha colocado a la cabeza de Europa en tributación directa, se permite ahora endeudarnos hasta el infinito para salvar las cajas arruinadas por la casta política española, y para ello Rajoy no dudará en subir el IVA y seguir subiendo los demás impuestos.
5. Rajoy ni da la cara, ni está a la altura ni debe seguir en La Moncloa. Resulta escandoloso que, una vez más, el presidente del gobierno haya optado por esconderse de la opinión pública y no comparecer en el momento más grave de las últimas décadas. El P-LIB reitera su llamamiento a quienes en el Partido Popular dicen ser liberales, para que se organicen con urgencia, sumen diputados y provoquen la sustitución inmediata del presidente y el cambio urgente del rumbo económico adoptado, para iniciar sin dilación una reforma realmente profunda de la economía y para suspender el rescate y sustituirlo por la quiebra ordenada de las entidades de crédito, con un saneamiento privado del sector en base a la conversión de deudas en acciones.
Este rescate es el resultado final de tres décadas de keynesianismo extremo gestionado por el PP y por el PSOE. Es el final al que nos han abocado el intervencionismo rampante y la deliberada inducción de un tren de vida superior al que podíamos permitirnos todos: ciudadanos, empresas y administraciones públicas. Este rescate es el brusco despertar del sueño imposible del maná socialdemócrata, del Estado-providencia y del endeudamiento infinito y sin consecuencias. Ahora los españoles debemos cien mil millones más, sólo para salvar a Bankia y otros deplorables chiringuitos financieros de la casta política. Es significativo que la banca que ha quebrado arrastrando al país haya sido la pública, no la privada.
El P-LIB cree que el rescate sólo va a traer al ciudadano medio más esfuerzo y más aprietos económicos. Las malas prestaciones que le daba el arcaico sistema de «Estado del bienestar» terminarán de esfumarse mientras el Estado le obligará a trabajar aún más días al año para hacer frente a unos impuestos insoportables. Y mientras tanto, los políticos españoles se gastarán el dinero de toda Europa en premiar las malas inversiones y la nefasta gestión de las cajas politizadas, salvándolas injustamente de la quiebra que en realidad les corresponde. La equivocación de esa línea de actuación estatal sólo es comparable a su inmoralidad. En el fondo, la casta política del PPSOE, que es la que ha administrado, parasitado y vaciado las cajas, se salva a sí misma con dinero de los europeos, amenazados o chantajeados por la magnitud del tsunami financiero que, desde España, podía (y puede aún) engullirles a todos.
Poco o nada les importa a los políticos de ese partido único con doble cara y supuesta alternancia la angustia de millones de personas, el cierre masivo de pymes, la dificultad de encontrar empleo por cuenta ajena y la heroicidad que entraña el autoempleo y la creación de empresas. Poco o nada les importa que la pobreza se extienda como una mancha de aceite por la sociedad española. Poco o nada les importa que la ciudadanía ya no crea en sus las burdas mentiras y ridiculice al ministro que ayer tuvo la indecencia de decirnos a todos, a la cara, que esto no es un rescate. A la casta política española lo único que le importa es rescatarse ella misma, no al país ni a su gente. Y es lo que ha hecho.